Se estremecen, temblorosos, lastimados,
insectos
en mi piel, mariposas audaces,
que diluyen
mi sangre dentro del alma,
con
fuerza que habita en tus entrañas.
Me
susurras y entiendo que audaz has sido,
y sólo
cuando te lo he advertido.
Tus dedos
elocuentes, vivaces, revoltosos,
consciencia
ovípara, pancartas animosas
y confunden letras manos de hazañas,
y confunden letras manos de hazañas,
se acercan,
me acarician, me cautivan
y sólo
cuando te encuentras moribundo.
Tu cuerpo
desesperado se irrita y líquida
tierra como
estirpe me conquista.
Vuelven,
vuelven llamas antiguas
se convierten, carnívoras, hambrientas.
se convierten, carnívoras, hambrientas.
Ivette Mendoza