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viernes, 28 de febrero de 2020

En la puerta giratoria


En la puerta giratoria
Giran las palabras;
Se asombran, se cansan, rezan
Exigen su derecho a la gloria
Y en los recuerdos cotidianos
Pasan por el tibio merodear
Por los aleros de la obsesión
Por el concreto de los andamios
En tiempos de soledad y penuria
No protestan, nunca se doblegan
Se quieren ver brillar en el cristal
Se esconden en el torrente
Y adentro reposan y fingen
Nublan el corazón algunas veces
Reviven con los huesos y germinan
Visten de barba y corbata
Y a la deriva completa
Marcan su ruta atravesando el crepúsculo
Entienden los cánticos dorados
Saborean sílabas calientes
Giro alrededor de sus rápidas marchas
He dado tantas vueltas que he
Decidido cambiar mi suerte, me
Disimulo en letreros y palabreríos
Y me dan valor para deletrear la carne
De su fuego
Ivette Mendoza
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miércoles, 26 de febrero de 2020

Este fantasma huele a vendaval de espejismos


Este fantasma huele a vendaval de espejismos
Atravesando el pensamiento en hojas secas da
Muerte a la hormiga sobre un soneto rimado que
Entierra el aceite sutil de mirra en la arena quejumbrosa
Para invocar espíritus risueños en un reino de
Corazón y fragancia, ante la febril bruma jocosa
Que perdida en la búsqueda y entretención del dulce sabor a
Moribundo queda apareciendo su perfil fantasmal
De su dolor y olor a carne al momento de dormir, por eso así
Concluimos que ya es hora de fantasmear esta historia
Ivette Mendoza
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martes, 25 de febrero de 2020

Latido de energía


Latido de energía, molécula exaltada en ella misma
Asíntota en llanura perpetuada y constelada, por cierto
Perpendicularidad en la marcha mitológica
Latir, latir inercia del latido latigazo remontado
El latido que
Escarpa; plasma de puntos serpenteantes
Sostenido
Reiterado
Mecido, ahí
Mas claro que 
En el binomio lloroso, antónimo de ilusiones
Se reafirma en el sinónimo jugo de la razón
Ivette Mendoza


lunes, 24 de febrero de 2020

Dos manos deteniendo la calma


Dos manos deteniendo la calma
Allí dentro de una copa de vino hay
Una bahía de miradas rutilantes.
Y en la oquedad de tu rostro
Que siempre nos deja una tarde en abril, más
La lluvia oxidada tras la puerta
Donde suena el latido de la tierra, encuentro
Esqueletos que rasgan el hambre como la furia 
De una estampida de gaviotas en un yermo cielo,
Ellas revoloteando en mis entrañas voraces
De yerba silvestre.
Ivette Mendoza


domingo, 23 de febrero de 2020

Un ladrillo descalzo con ropa de escombros


Un ladrillo descalzo con ropa de escombros
Un soneto que rumia perezosamente
Un amor que repercute en toda estrella
Un cántaro de agua lleno de muchas dudas
Una pancarta de soledades florecientes
Una esfinge de piedra madura y con certeza
Una tormenta de labios verdes e insípidos
Un lamento hecho de hojas negras y secas
Una lluvia de verdades con muerte trágica
Una rosa blanca necia, triste y quisquillosa
Y mi corazón de cristal y mi cuerpo de metal
Amando el silencio de tus ojos en donde dicha
Mirada se convierte en un gemido de carne y hueso.
Ivette Mendoza


viernes, 21 de febrero de 2020

El shampoo espumoso

El shampoo espumoso resbalando por mi cabeza
Como la suave y radiante faz de tu candor
Y tu silueta viajando en burbujas solemnes
Respirando el sol gastado en el jabón
Dédalos esponjosos sin gota en fuga de aire
Diálogos bordados por ramajes celestiales
Reinventando latidos en el agua poetizada
Que alegran el corazón de los niños azules
Burbujeos en blancura de alma abierta
Puedes protegerme contra todo y con nada
Como cerrar los ojos en cielos crepitantes
Vestidos de fragancias hablando en la luz
En mi amor platónico sueñan los cerezos
Una ducha con historia sin espacio ni tiempo
En burbujas recorrimos cientos de universos
De lavanda líquida que apenas calculamos
Mientras listones de colores soplan en
Nuestro interior avivando su llama universal
Nos convencimos que el vivir no se interroga
Simplemente se vive en su presente
Ivette Mendoza

Tigrillos rojos en sus ojos recapitulan


Tigrillos rojos en sus ojos recapitulan las madrugadas
Calculando las voces soñolientas de baldosas difuntas
Las campanas palpan los frutos y palpan lo invisible
El cielo sube hasta tus labios, me ahogan y caigo al sinfín
La noche era como el mirar de una diosa inmarcesible
Reinventar una vez más el mundo ahora bajo el mármol
Me basta lumbre de coral para que mi alma se emocione
Para esperar siempre lo que nunca llega, azotando vidrios
Levito y gravito alrededor de las mariposas que me abrazan
La brisa estaba congelada en la luz de la humanidad
Mis torres que crecen, construcción en viento sobre viento
Y a partir de tu respiración nace la mentira más triste
Y el goce de perderse en el durmiente sol anaranjado
Tu corazón lleno de una nueva vida en su palpitación fragor
Por las puertas de la luz entro y la locura es igual a la sabiduría
Porque todos los colores brillan más intensamente
La vida reparte libretos y escenas de fuegos vagabundos
La luz de tu perfil descubre la lenta orilla de mi rio de ambrosía
Las ventanas hacia nuevos horizontes para bañarnos en
Arcoíris diferentes.
Ivette Mendoza


jueves, 20 de febrero de 2020

Rosa de lámpara imaginaria


Rosa de lámpara imaginaria
Donde la lluvia crea mariposas submarinas
Donde eres el punto ciego de la mente:
Se desata la eternidad anhelada
Del terreneo eclipse de la noche,
No conspires robado y oprimido
En el escudo de la sombra
Para recordar que el tiempo es fugitivo
Dejado en el punto que se rompe
Nos sumergimos en su alegría
Disparando al consuelo en su carrusel
Al zarpar contra el dolor o la mala suerte
Nuestro amor muros desbarata
Con ese manglar malabarista
Que se pierde vacío en la fantasía
Con su figura alterada y recosida
En los remolinos del cielo junto al alba
Entre el geranio y el gerundio
Emano mi aroma de mujer.
Ivette Mendoza



martes, 18 de febrero de 2020

Llora el sol y con su llanto inunda al mundo


Llora el sol y con su llanto inunda al mundo
Lágrima del mismo sol, rayo de su sangre
Roce de tu mano y gota lumbre que anego
Momento hecho de seda, ledo y sonrisa
Una apuesta con aroma de luna cenicienta
Eterna tras la estrella y el mar verdadero
Cual astro más profundo del amparo
Que entre lo que quiso en vano                            
Y se ponía el manto de antemano            
Sostuvo el peso de mi alma fatigada.
Ivette Mendoza

Para morder las cuerdas fieras


Para morder las cuerdas fieras en el filo
De la palabra pasándola por un eco
Con mis labios húmedos, tanto que
Hago y deshago al ser de luz amalgamada
Para hallar el infinito cetro de mí feliz latido
Y no regresar al resello del mar de sed
Como quien regresa al punto cero
Que llega al fondo de esta ancestral razón
¡Fuerte cual armadura de plumas!
Y que la vida se recobre de vida 
Con la boca noria y tus ojos ausentes
Sobre su ecografía inminente.
Ivette Mendoza

Tu mirada se pierde en una fronda de luz rasgada


Tu mirada se pierde en una fronda de luz rasgada  
Iluminando el más leve parpadeo de su ritmo eterno
Me conecto a tus ojos y mente de ausente firmamento
Y siento correr sus proyecciones de susurro sideral
A la tristeza con tristeza, a su manera anhelante de llegar
A un cuerpo hecho espíritu sin peso que al abrir los ojos
Desaparece; al cerrarlos sopla, vibra en las entrañas.     
Esparces tu huella luminosa; cuenta un romance perdido
El de más duro yacer; en un resuello de nube umbrosa.
Ivette Mendoza


lunes, 17 de febrero de 2020

Una caricia de cristal


Una caricia de cristal en un ensueño asfixiante
¡Comprensión! De mariposas, por fin libres
El tiempo me ha recorrido a mar abierto
Y el mundo brinda con su copa de Merlot
Llora la lágrima del deseo, se vierte
Como lento manantial, se oscurece tu mirada
Nuestros cuerpos son sensibles, se sumergen
En la escarcha efímera del universo acuoso
Silenciados más allá en su lento descender
Y  buscan deseos en su mente de abenuz
Para ahondar raíces y elevar sus ramas  
Que nos hacen sombra entre los arbustos
Nada hay de diferente, abre la estancia estambre
¡Comprensión! De mariposas, por fin libres          
Al otro lado del miedo, la única razón para vivir
Con pasos taciturnos es hacer temblar la ira
En su razón del hielo
Ivette Mendoza
            

sábado, 15 de febrero de 2020

Tus ojos de follajes solían mirar mis lunas


Tus ojos de follajes solían mirar mis lunas
a la hora acertada
venían con la brisa y coqueteaban con el viento
y su corazón como tormenta
destrababa historietas de otoño en mis sienes
juntos en la lejanía y el destierro
aprendimos:
a esparcir listones en las sábanas,
a descender del agua hasta encontrar nuestras pieles
marchitas por caricias y vacíos,
a jugar en el laberinto de nuestros poros
y en el encogimiento de mundos hambrientos,
a soplar plenilunios con carmesí de fogata de oro
Ivette Mendoza

jueves, 13 de febrero de 2020

Será que lleva algo en ti de corazón abierto

Será que lleva algo en ti de corazón abierto,
la caricia del durazno que se hace invierno;
o esta admiración noctívaga de esencia,
el sabor a ternura de la tarde desabrida,
o un céfiro-brisa que llega y se lleva
el perfume silencioso de tus labios
que no terminan de besar
En mí está el tiempo
el todos los días
el pan y fruto
de tu alma.
Ivette Mendoza

sábado, 8 de febrero de 2020

Capitán capitanea


Capitán capitanea
Bruma y silencio,
Pilotos de lluvia,
Fresco nenúfar
Calmos bergantines
De otros mares
Crujientes de horas
Por la resonancia solar
Dispersa por el mundo
Del riente sol riente
Hoja de mar roja
Tierra de vida sonriente
Ivette Mendoza
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viernes, 7 de febrero de 2020

Soy la pared creciendo

Soy la pared creciendo contra el suelo
tierra abajo y cielo arriba,
la palabra sutil abajo y la penumbra de mujer arriba
Ya no existe techo obstaculizador, pues soy el firmamento al revés.
Comulgó con mi vestidura en la cola de la vejez
Soy la comunión de insectos y
la dislexia de mi entrecejo me pide la mano,
como el duende de tu voz en alabanza.
El rostro orgulloso de mi costado arrecia a paso firme
La mente que lidera y que impera.
Soy el barajeo de cartas, lista para triunfar,
textear el pensamiento cómplice de una araña
donde mi cuerpo sostiene su sombra y su maña
Escucho la diminuta exhalación de un golpe seco
mientras la noche sea duradera
llega la jornada diaria del desaparecer
Ivette Mendoza


jueves, 6 de febrero de 2020

Del viento y penumbra

Del viento y penumbra
en cada grito desvela el pavor
de los ojos floridos
Dentro del calendario
entre los cordeles del tiempo
se abren las puertas cobrizas
con una luna con vida
convida fértil y doliente
enjoyando su melena caníbal
En mi cuerpo
el sexo imaginario de la noche atrevida
desecha el suspiro ensordecedor
pronunciando el fin        
que fue capaz de vencer
lo ya vencido
Ivette Mendoza