Tu mirada se pierde en una fronda de
luz rasgada
Iluminando el más leve parpadeo de
su ritmo eterno
Me conecto a tus ojos y mente de
ausente firmamento
Y siento correr sus proyecciones de
susurro sideral
A la tristeza con tristeza, a su
manera anhelante de llegar
A un cuerpo hecho espíritu sin peso
que al abrir los ojos
Desaparece; al
cerrarlos sopla, vibra en las entrañas.
Esparces tu huella luminosa; cuenta
un romance perdido
El de más duro yacer; en un resuello
de nube umbrosa.
Ivette Mendoza