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miércoles, 29 de junio de 2022

Rompiendo desilusiones en fugas de átomos triunfantes

 

Rompiendo desilusiones en fugas de átomos triunfantes.
Imán envilecido en floraciones explosivas de apologías roídas,
entre suburbios hiperactivos y cuerpos astrales
que se esfuerzan por ser leyendas andróginas tan despestañadas.
Periscopios danzarines fluyen en cascadas veleidosas
porque no pueden encontrar calostro en juveniles deseos,
aún más artificiosos en sazones nocivas de recuerdos
existenciales dentro del precipicio matinal,
del mundo aturullado de egos inversos y afeminados
que se deshacen como migajas de panes solapados,
como citoplasmas condecoradas con fieles sombras
que engullen absolutamente el zaíno chasquido roedor.
La puerta del fervor adolescente a la mitad de un
sueño de rumor eclético recorriendo visiones
de una mano que observa astutamente
un paraíso antipático y desfigurado de soles,
reflejados en las persianas de la tarde golosa ululada
de fuego, derrochando la generosidad del alma, urdida
en el remanso del tiempo saboreado de tormentas minuciosas.
Ivette Mendoza Fajardo



domingo, 26 de junio de 2022

A media noche en el arrumaco del alba

 

A media noche en el arrumaco del alba
donde el árbol luminoso muestra su fragilidad
y el golpe bifurca su estertor gateando,
recuerdo el beso desconsolado desde tu alma
y el desamparo de su sombra oxidada
el sabor de las resecas esperanzas
masculladas con el entrecejo de proposiciones
en esas noches de cobalto que te busca en silencio
con la pulcritud quemada de un sepulcro trashumante
y la cortesía anémica de los muertos psicodélicos.
Ivette Mendoza Fajardo



miércoles, 22 de junio de 2022

Los apuñados de alma

 

Los apuñados de alma, en leucocitos de
mutuos acuerdos donde yacen las interrogaciones,
el preámbulo de su placer es un camello desmotivado de lunas.
Hay congoja en el feudo de tus manos de retorcida inteligencia.
El pastorcillo universal de la anemia demanda
un adagio de molestias, pero ni  las pompas de jabón,
ni la xenofobia del sexo a mitad de su sombra,
contemplan más que esa réplica de temores legítimos,
los espabila, los espabila, los espabila.
Él sabe qué el silencio invernal es una nube donde
nace la tristeza en festones de ilusión.
Proponen pan y sal de envejecido suelo en asustado
paraíso y ante los ojos del bisonte,
su mirada profunda no es un túnel vacío
de ese ocaso valeroso que lo censura.
Es la pendiente temerosa de sus orejas de cautelas.
Fue también por allí que cabalgó demasiado temprano
para que su deshilachar simbiótico mediara ruborizadas penas.
Contemplaciones del embrujo infecundo de esa lentitud,
fanáticos en unión de alfileres con cinturas hacia el exilio
que, sellan sus hombros a este bulto de caricias filántropas,
para luego retornar en castidades poderosas.
Ivette Mendoza Fajardo



viernes, 17 de junio de 2022

La abstracta forma irrumpe

La abstracta forma irrumpe, muge el viento a contraluz,
y en la mirada por un instante reaparece
aquel beso sumiso de algas y espumas, aquella orilla de la duda…
Los árboles obstinados bajo la llorada escarcha se dispersan
en formas virginales y mis liberadas emociones
gimen como la espiga seca…
Es de noche y a la hora de cavilaciones,
por un sendero de magia rauda
voy hacia las inquietudes de la utopía milenaria
persiguiendo tu susurro coronado de nieve magra…
La luna, el mar y la tierra captan tus
reflejos llenos de melancolía
y yo cargo
el milagro extasiado de las remembranzas…
De pronto, allá, se divisa el escarabajo
batallante de la noche en un claro despertar
nos ofrece un osado sueño, coloreado de luna plácida.
Ivette Mendoza Fajardo



lunes, 13 de junio de 2022

Roja la ronca memoria que mi cuerpo absorbe

 

Roja la ronca memoria que mi cuerpo absorbe
en este brutal comienzo, definido con tenacidad
contenida de rabia, o peor aún perpleja
para siempre, me abarca el duro signo de la
soledad sobre el laberinto de mi propio universo y
el ligero tránsito de bendiciones desde cenizas estallantes
y desdichadas, más el calor amodorrado en los ojos
es su enferma risotada con sus invictos zumos secretos,
¡En el dolor veteado del mundo!
Todo se amontona en la nuca ofuscada del amor para evocar
su linaje, ella sintió extenderse y se abre al desamparo
con esa fisonomía cóncava del miedo donde
se quiebra el tiempo cauteloso en su fuego sosegado.
¡Hay una cumbre de llanto!
Y la agraviada gula se despierta asistida de furias,
centímetro a centímetro entre angustiadas promesas volátiles.
El juego de las tinieblas es un signo funeral que vuelve
a estornudar una y otra vez para tener suficiente
valor entre las manos.
¿Qué testamento inaugura la semejanza de un
conjuro redimido de muerte rutinaria?
La voz de la historia de neutra redondez lunática
con calmada singladura se escapó por las arterias
fibrosas del silencio.
Ivette Mendoza Fajardo



domingo, 12 de junio de 2022

Sobre amaneceres sin escamas

 

Sobre amaneceres sin escamas
sobre articular umbrales niños
solo quedó un diente en el perchero
grillo voraz sobre la blasfemia de cristal
pisando ortografía hecha substancia
ulterior semilla invita café
trigo inexorable en paladar de tortura
racimos de manos seguras
ni flacas ni perezosas
petrifican fronteras de la memoria en blanco
sangrantes discurren distancias
retratan sillones pezones
amargo lustroso micrófono en duelo
pero con ojos de agujas que casi nadie ve
temblor ponzoñoso de pretéritos alambrados
nadie rasca la espalda del cielo irredento
camina la muerte en la luna como una astronauta
negaciones de aviones doncellas
manchas del consuelo indigesto
tardes de lluvias para deglutir tristezas
bosque óptico auricular de indócil olvido
celajes tapires distribuyen panfletos
sonidos heridos luchan en la tumba hermana
odio injusto dentro de una taza de té
Ivette Mendoza Fajardo



sábado, 11 de junio de 2022

Horarios abigarrados al sarcófago de las lenguas

 

Horarios abigarrados al sarcófago de las lenguas,
a la cereza ninfomaníaca del olvido. Discurre la tristeza
buitre sin obsesión ni posterior fraternidad.
La nobleza es un adobo de versos que Babieca desgarra.
Aquí derrama El Cid el miedo insolente, el estúpido corcel;
arrima, sin pavura besa el suelo de tus peticiones.
Rocinante acoge rocín dentro de su conciencia amenazante.
Un retozo de guerra es la vasija del valor en la mitad del bramido.
Diluye el viento este minuto: una armadura juega en su entorno.
Exorciza lejos; tu espada está endiablada y es casi pendenciero
el metal injusto que te consume la emoción sin rienda.
Escarnecen impetuosas voces alfareras mientras reposas,
enlutado de pesadillas. Delira una afirmación categórica.
Ivette Mendoza Fajardo



jueves, 9 de junio de 2022

Despinta confines el efluvio del espejo

 

Despinta confines el efluvio del espejo,
persignándose en las bastillas de los átomos
en una interlocución de estratósfera.....Y zigzaguea
el polietileno del pronóstico amotinado,
la columna de la rectangular morfología
aflorando con lascivia su razón transitoria,
la esfinge calculada en la parcela de los ojos
como para adaptarse
en la callosa matemática de un rayo beta....
Turbinas de dolor fornican,
ultravioleta ondulación
boreal desde la molécula punitiva, su difundir
toma a la ligera lo inapropiado de los labios.
Traqueteo encasillado tecnocrático soborna,
el monólogo transversal en la opacidad,
cautiva ahora el aparejo de orillas sextantes,
presas en el caos del cuadrante
de inentendibles pernos endiablados,
desparramadas de antemano en los tobillos,
y fue el gesto de la luna preguntando sedentaria
y fue el itinerario idiomático del sudor
y fue el que persiguió aquel almanaque, justo
en el punto de su escape anaeróbico…
Ivette Mendoza Fajardo



miércoles, 8 de junio de 2022

Amparada hoy y siempre

 

Amparada hoy y siempre:
De la voraz miseria que atiza el sol la vergüenza de Atila
Del fatídico aire viciado que en retroceso besa la noche agotadora
Del antojo pecaminoso que hace saltar al capullo de su abrazo eterno
De la serenidad calificativa que restriega la poesía blanca en tus ojos
De la señal que da el fruncido entrecejo a la enguantada mueca
Del rapto sabueso reprochando la velocidad lunar del fantasmeado yugo
Del crecimiento de los sentidos enjuiciando la desgracia del viento feliz
Del humo del parto infernal que duerma la siesta de la desolación inexorable
De la calma pulcra que adorna el frescor de una mariposa despiadada
De la verdad que con frecuencia nos sonríe desde su corazón negro
De la lágrima que me consume hasta saberte presencia de una luz olvidada
De la rebelión de meteoros joviales lustrando las alas de una pistola
Del acuerdo aprisionado en sinécdoque de coloridas y lívidas mañanas
Del hierro maloliente dentro de la estocada de los precipicios meticulosos
De la dentadura de las hojas de aquel bastón en su leyenda femenina
De la promiscuidad ahogada en la mitomanía de los grillos asesinos
Del perdón de la supernova frente al olfato de los cuernos del sufrimiento
Del porcentaje de alabanzas impregnadas de barandas célebres en luna llena
Del hilo afanoso que hace estremecer la tarde inculta de momento virginal
Ivette Mendoza Fajardo



lunes, 6 de junio de 2022

Cuando la zozobra es

 

Ciertamente
—cuando la zozobra
es el cierzo de la tarde sonámbula
que ayuda con asolar
el insomnio de la lealtad enternecida,
cuando sólo queda la humillación
de los espectros
que fulmina el vacío de la caricia
perfumada
de un universo yermo
donde el cortejo arábico de las aguas
es un funeral de bocas desnudas
de lo efímero del instante,
único como el estado amargo del olvido azul—
estará circunvalando en el columpio de horas pecadoras
de una noche
en que parecen llover santidades enloquecidas
en la otra faz de un mundo
que en dosis de melancolía
nunca lograron imaginar…
Ivette Mendoza Fajardo



domingo, 5 de junio de 2022

Donde los espejos se encuentran

 

Donde los espejos se encuentran
amándose en la tiniebla relativa. Donde
fragmentan la ebriedad de la soledad y ejecutan la alianza enjuta,
donde se justifican y se sacian y se unen como la vida misma,
como el retener y darse cuenta con la lengua y vincular
el trayecto, como ...
Tentando la verdad cálida y húmeda
en la perfecta partitura, el paladar del abismo lobulado
amalgama la ficción litigando inmóvil, donde
la sombra refulgente del encuentro impone
su conexión sagrada,
como cabriolándose con su espíritu sincopado
cuando vendió en paladas el aliento de los muertos o apretar
las claves del sol en anillos como virtud sincronizada
de hojas muertas de amargura en el calor pretérito del átomo.
Donde la materia henchida muestra su pierna hermética
como arcoíris o secreto, o labios ocultos
y la esencia derramaba su locura fundiendo entre los guijarros
su castigo de hollín vaporizado, entre pechos
y cejas móviles pernoctándose en los rincones
de lágrimas desnutridas, ellas bordeando
la tierra sin el dolor del alumbramiento agnóstico.
Ivette Mendoza Fajardo



jueves, 2 de junio de 2022

Esta es la rosa del soflamado silencio

 

Esta es la rosa del soflamado silencio:
Observar
cómo garabatea el tálamo diásporo imperial
en una masa flotante de recuerdos.
Observar
bajo el pistilo de libélula saturnina,
cual cariñoso y mudo idioma del destino
que corona mí cerebro con laureles.
Aspiro el caloroso aliento del plenilunio y
ahí en ligerezas la muerte enmudece y se desbroza.
Vidente relumbra con el cuerpo de la espera irredimible,
como un roce de fuego encantado y divino
mientras vislumbra y se expande en el pico del desierto.
Brisa que amamanta los segundos de la vertical
eternidad entre voces solitarias y hermanas.
Canasta irredenta de las trasformaciones su infantilidad
terrenal es un dios que sueña en las paredes invencibles
iluminadas de agua enceguecida entre figuras devorantes.
Soy un caracol inapelable que llora en el tranvía mortal
de asombros y negaciones; un manojo de ruegos varicosos,
que engalanada de harapos defiende un vigoroso
verbo infeliz encolerizado. 
Ivette Mendoza Fajardo



Quizás el ímpetu del silencio

 

Quizás el ímpetu del silencio es el más níveo de los latidos.
Quizás toda alma es un estallido de reflejos que se heredan.
Quizás la cara enjuta se desgarra de una ilusión introvertida.
Quizás el boscaje es el trayecto melodioso para alejar tribulaciones.
Quizás el amor convoca a develar otoños cuando el sol sonríe.
Comparte el amor y la duda sepulcral al arrebatar la luna del cielo
carcomido de ojos y una aurora de la religiosidad castrada del mar,
y el mar que protagoniza, remeda en el teatro la idea temerosa.
De la noche de pájaros entusiastas nace la harmonía de dulce dolor,
y que toda la historia respira dulce dolor para sí, en sí, y a los demás.
El mundo vence al temor y convence al reposo de agua vaporosa:
en el espejo de la vida el orbe es un caligrama de sangre batalladora
y el cielo una mansa sonrisa doblada a mi cintura en eterno celo.
Ivette Mendoza Fajardo



miércoles, 1 de junio de 2022

Hada madrina, amorosa

 

Hada madrina, amorosa, hermana,
hecho de menos tu magia bienhechora,
tu lucero de mares de paisajes sin dolor,
que al beberte mis esperanzas, a cambio me regalabas
un festín de aromas que sacudían el silencio
resignado y derramado de hierbas silvestres.
Me decías- soy el resplandor del tiempo- y
el bosque perforaba tus alas de sueños con
fragmentos de estalactitas y aliento de
esmeralda, la noche se inclinaba hacia otra noche
por cada eje índigo llorando palacios de
luciérnagas para hacerte compañía.
Mi soledad era una flor atómica en la tarde azul
que sangraba estrellas para delirar en las amapolas de
tus ojos con su lenguaje solitario en círculos de agua.
La primavera era el alma de la luna que honraba
la certeza de mi consuelo; el cielo con lágrimas
de armonía se incorporaba a tu estancia para
mostrarnos el contorno tridimensional de la vida apacible.
Pero envuelta en tafetán, ¡la magia todavía permanece!
y hoy es para alumbrar conciencia, como una rosa
carmesí abierta dentro del pecho que brotó desde
la voluntad en plenilunio de un génesis, agonizante de amor.
Ivette Mendoza Fajardo