Donde los espejos se encuentran
Donde los espejos se
encuentran
amándose en la tiniebla
relativa. Donde
fragmentan la ebriedad de la
soledad y ejecutan la alianza enjuta,
donde se justifican y se
sacian y se unen como la vida misma,
como el retener y darse
cuenta con la lengua y vincular
el trayecto, como ...
Tentando la verdad cálida y
húmeda
en la perfecta partitura, el
paladar del abismo lobulado
amalgama la ficción litigando inmóvil, donde
la sombra refulgente del
encuentro impone
su conexión sagrada,
como cabriolándose con su
espíritu sincopado
cuando vendió en paladas el
aliento de los muertos o apretar
las claves del sol en anillos
como virtud sincronizada
de hojas muertas de amargura
en el calor pretérito del átomo.
Donde la materia henchida
muestra su pierna hermética
como arcoíris o secreto, o
labios ocultos
y la esencia derramaba su
locura fundiendo entre los guijarros
su castigo de hollín
vaporizado, entre pechos
y cejas móviles pernoctándose
en los rincones
de lágrimas desnutridas,
ellas bordeando
la tierra sin el dolor del alumbramiento agnóstico.
Ivette Mendoza Fajardo