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domingo, 30 de agosto de 2020

La simetría de un fonema olvidado


La simetría de un fonema olvidado
En la cepa del tiempo que rememoró
La corteza del claro fruto de paz va
Entretenido en el negro costado de
La bruma que friccionaba sus acantilados
Ejes alegóricos en el retórico soneto
Del espíritu santo de la noche
Firmemente una canción de frutos
Morfológicos apremiados por el deseo así,
Como la urgente necesidad de sonreír
Desterrados de tristezas sus signos
Mostraban una apariencia deslumbrante
Con una voluntad sedienta de
Alfabetos matemáticos que calculaban
La raíz cuadrada de sus sentimientos pero
Sobrevivían triunfantes aun en
Espacios pequeñitos
La idea no era aprender a leer matemáticamente
Sino celebrar en lontananza el recelo       
De cadáveres concoideos enterrados en símbolos
Axiomáticos en la consciencia promesante,
En el arco trigonométrico y trémulo de
La aurora virgen en su ABC puro desde su
Horizonte pictórico y su pedestal prosódico                  
Va sacudiendo la simetría de un fonema
Olvidado
Ivette Mendoza

sábado, 29 de agosto de 2020

Seres de la foresta


Figura aduendada que
Surge de la enigmática foresta,
Adornando el verdor de los días
El atardecer melancólico,
Escucha el desentonado canto
De aves de lacerado andar
Primavera madurativa
Veraniego frenesí del sueño
Otoñal demora blanca desilusión
Invierno de sagacidad
En los cantares del tiempo un
Hada de extraños horizontes                     
Mira su cristalizado reflejo como
Testigo de una sutil realización
De luz bendita
Desafiando la imaginación
Humana
Ivette Mendoza

Estos labios irisados


Estos labios irisados descienden rendidos
En las redes obsesivas del amor
Y el carmesí resbala en sus primaveras,
Desconoce la próxima deseada estación
Las flores más allá del otoño se dispersan
Y sus dedos sorprendentemente logran evitar
El frio del feroz invierno,
Bajo la puesta del sol
Sus huellas agitan el camino futurístico
Y se imponen ante las adversidades
Un eclipse lírico de la corva realidad
Dos almas anhelantes en su exploración
De vida redundando el susurro,
Con la ficción apasionante
Nos juntamos dócilmente
Cimbreantes
Vislumbrando la fruición
Ivette Mendoza


jueves, 27 de agosto de 2020

Paisajes viscosos

Paisajes viscosos y diálogos venenosos
En el hollín de la mente se embrollan
Donde por la noche un pensamiento
Sale desilusionado y absorto
Cacofónica música desde su horizonte sinuoso
Círculos concéntricos de rostros en zozobras
Ideas borrascosas carentes de tranquilidad
Toxica voz e insípida tanto en los cielos como
En la tierra
Y esa noche esa noche de risa anclada en
El fuego laberíntico híbrido allí quedo, allí
De pie en mi sarcástico claustro incoherente
Donde se regará mi propia sangre entre caricias
Pétreas ardiendo, y la epifanía de siluetas huecas,
Lo hará en forma de espiral
Ivette Mendoza

Cintas de colores


Cintas de colores, de voces de luces del tiempo insurrecto y
El eje cíclico de su figura retórica y divina reconquistaba su miedo irracional
Fagocitaban instigados por anhelos retorcidos en la dimensión de
Un viejo libro anatema que las últimas palabras escritas eran –muslo
A muslo, insurrección doliente en la huella y en el escalofrío de las lenguas
Torturadas, presentimientos y miramientos, mundos de hierro que
Se zambullen en el rigor eléctrico de la humanidad- Abusaron de sus
Impíos labios que temían contra la adversidad, de claveles perplejos que
Cruzaron los mares desconocidos  y al usarlos los malgastaban hasta que
Sentían sus aguas lastimadas, las rocas moribundas, los peces racionales
Sintieron el choque convincente de un alga desmenuzando un teorema
Penitencia, penitente remordimiento de madera, del clásico rosario
Apremiado por el deseo y la memoria de sabios con chispas de
Inmisericordias que refunfuñaban en los telares de la historia
Y yo me refugiaba en aquellos colores elocuentes donde me abrigaban
Paisajes emocionantes de mentol, un bombillo de sonido blasfemo
Me alumbraba y mi risa cargó toda culpa a cuesta para apaciguar
La verdad líquida que se evaporaba de entre mis dedos hasta su
Cuarta dimensión                    
¡Por mi culpa por mi culpa oh metáfora atónita en su binomio astral!
He dicho por mi culpa en tu destartalado viaje que por testarudez
Olvida el mundo terrenal que quedó arrugado por el tiempo
Viviendo sin pasión alguna…
Ivette Mendoza


Poemas 2018 Pintor


Pintor

Pintor, Salvador
paisaje.
Tu ventana, cincel mayor,
es tan alargada,
que solo entra una mirada,
y una silueta menor.
Pinta, el adiós.
Pinta gesto.
Por el óleo dispuesto,
!ay!, y cómo pintaba,
el tiempo,
el pintor.

¡Oh!, Luz, apaga, apaga

¡Oh!, Luz, apaga, apaga:
Juntemos nuestros corazones
bajo la sombra del almendro.
¡Oh!, sonido calla, calla:
Juntemos nuestros cuerpos
en el delirio del silencio.

¡Oh! rio, corre, corre:
Naveguemos juntos
que nuestras almas
se unen al rumor de las aguas.

¡Ay!, galleta de la fortuna

¡Ay!, galleta de la fortuna, dirige las cosas,
con voz absoluta , llega me abraza
¡Yo todo lo haría natural como hacen las rosas,
pero me ciega la luz de esta mordaza
de orden oscuro y obras siempre engañosas,
sombrío blancor ,vida y complemento,
ya me fatiga, dañoso sutil, eterno aliento,
algo escrito, algo transfigurado algo que pasa.

Contorno de lo puro

Contorno de lo más puro, rosa y elegía.
Tu soles  de dos puntos, perfección,
en el génesis del mundo, mi corazón,
en la oscuridad acontece un largo día.
Nigromante el follaje en demasía,
de alboradas resultó densa evolución.
Boca y sed al centro: es geometría
mi error al buen trayecto: es creación.

Coronela con cuarzo y una corona   

Coronela con cuarzo y una corona,
de corazonada, importante.
¡A lo americana, virgen! La reina de la fragancia.
¡A lo americana, Señor! la diosa, en sus vergeles.
¡A lo americana, bien! Una  vida en pixeles.
Un céntimo: ¡A lo americana, fierecilla maliciosa!
Abundante en la diestra de un beso amoroso,
Terciopelo donde llega a enamorar el corazón
y apaga la sed que devora el alma.

Al alcanzar la noche

Al alcanzar la noche
allá, en la lejanía, la sombra
de  tu cuerpo, tus ojos negros,
destellos de placeres, como
penumbras de lunas luceros
donde el ansia junta las miradas,
y en el altar que tu pecho aclama
imágenes de ardientes lágrimas,
son tus ojos más misteriosos y fantásticos.
Esa boca que yo he besado, vibra
como melodía que enciende la pasión,
y su sinfonía del mes de mayo,
su fuente de entretención.
Enormes colas de nardos y azahares y
muchas cosas nuevas en tu corazón,
oyéndose el suspiro que lo rasga,
y te vuelve temeroso.
Cúspides cenicientas que se inspiran
donde llega el ángel de amor y el del silencio
que me recorre con su centelleo luz
y me cubre con la sombra de sus alas.
La  noche de romance, es  mi alegría,
no es un altar de frescas apariencias
son tus ojos negros que abrillantan mi espíritu en
la cumbre
y me lleva a contemplar amaneceres
y los labios que recuerdan,
recordarán mi muerte,
y silencio a mis despojos.

Rosa de rosa doncella

Rosa de rosa doncella
y mustia rosa vida,
donde el rosado helado
brotaba la rosa bella
de rosa amanecida,
mientras la rosa quebranto
rozaba sus mejillas
de rosa presencia alegría,
al abrir rosado y blancura
de intacto clavel melancolía
y rosada hermosura.

Del valle, a la montaña

Del valle, a la montaña,
por el ansia viva,
en la tierra,
de un labio junto a otro labio,
de orbita a orbita,
orbitando,
entre estrellas a soles estelares
indiferente,
reclamando,
si he perdido la dicha,
si se recobra con un beso,
si se recobra con la nada,
si es la lágrima terminada.

Puntos de aguas imprudentes

Puntos de aguas imprudentes,
aguas sin dudas elocuentes,
en aguas de la luz: la lluvia nace
y de hierbas y hierbas crece.
Dan las aguas almas temerarias,
el milagro del alba transparente,
lados del ensueño congruente,
base de la idea sin duda estrafalaria.
Agua y más agua de la lluvia,
agita espectro de la memoria
henchida de miríficas victorias.
Sobre esas aguas la mirada lucha
y su piedad cobija y es mucha
que renace el agua en su gloria.

Pongo en tomo las ideas

Pongo en tomo las ideas
un pensamiento leve y decidido,
de toda virtud y fortaleza.
Me adapto
al otro lado de la vida
al contrario más incita.
Palpo un poema
esas letra giratorias
de solitario ritmo.
Escribo
el diminuto texto, casual
a deshora,
la música oculta
ya no siente lo que entrega
vertiente y añeja
sinfonía.

Cisnes del fuego

Cisnes del fuego
que emergen de las espinas de las rosas
y sueñan en los grandes poesías
al compás de las rimas de sus canciones.
Y con sus negras plumas
puede entrar en la muerte
de manera muy sigilosa.
Era el fuego el aroma de Orfeo sobre el agua,
y era un bálsamo de amor la lluvia.
Yo iba entre sus alas con tu sonrisa
por el torrencial de encajes.

Vengo de la penumbra mal herida

Vengo de la penumbra mal herida
porque enrumba a la llama despierta
y de la llama despierta a la sabiduría
y de la sabiduría al renacer de día.
Todo se ha convertido en pecado,
vale cantar cuando todo te sentencia
vale demostrar como toda ciencia
la semilla de la pasión, lo malo olvidado.
Sigue, sigue torpemente pareciendo
si quieres reír, ríe con clemencia
si huyes, huye como el necio embargado.
Como penumbra de fuego al enemigo
como parecer que ya voy pecando
pero voy pecando junto aquí contigo.

Cara, carita, de labios sol dorado

Cara, carita, de labios sol dorado,
labios frescos que sonríen, amor deseado.
Ojos pardos, agua cristalina, sueños puros,
bajo la luna diamantina, cielos claroscuros.
Despiertan, suspirando lo cierto y seguro.
Tú lo sabes, yo lo sé, labios que duermen
y sueñan talvez como una quimera roja,
como una rosa recién cortada una vez.
Oh cara, carita cuyos labios encantadores
yo he besado al derecho y al revés.
Oh fuego de labios rojos, amor mío;
oh lluvia de besos entre los sueños, albores.

Meditación y remordimiento de economías

Meditación y remordimiento de economías
para el hambre y el rencor
no saben de su algoritmo de amor
ni de su demanda objetiva desbocada, su
taquicardia y su visión
hacia el mundo en evolución.
Detrás de todo desarrollo mundial
el aprieto de las masas
que indagan con los dedos la puesta del sol
sobre sus almas pende la ilusión
clara y fija
en su punto de equilibrio, quizás
o cuando exista la no razón.
Calla, y llévalas a tuto,
celebra lo que no se debe celebrar,
sujeta la vida como una bestia,
mientras nos quejamos de vivir o morir.
Ivette Mendoza



miércoles, 26 de agosto de 2020

Gira soledad gira

Gira soledad gris
Muerde dintel amortajado
Salpicaba la noche tintineada
Asimétricamente grandiosa
En el corazón aquilatado
No injuria por arriba
Casi letanía presta
Letargo amando letargo
Oasis obediente en devaneo
Veinte veintésimo ataduras simples
Lagrima sexi decimal
Rolando mi Rolex rolando
Cetáceo tao perpendicular
Y marmota de manecillas mañosas
Deidades de gestos perniciosos
Silbando el sueño mar
Como angustia de la sal
Que pasadita queda
Sollozando ola y vientre
Bipolar vestigio rasgó
La muerte como otra
Conquista del terror latoso
Cristalizarte anhelo fiera
Purga taxidermia en estrabismo
Turbulencia solana
Ofusca lúgubre naufragio
Así nórdica nogal
Como cuando
Contraviento ojeroso avecina
Ivette Mendoza

Ante el dilema del ornamento de la vida


Ante el dilema del ornamento de la vida
Placentero trámite que propuso el tiempo
Comúnmente simbolizaba un puñado de lenguas
Súper villanas, sapientes y locas asomando por los
Oídos, subieron como un escalofrío tardío sobre mi espalda,
Irradiación inusitada despertó a los difuntos que
Nadaban en aguas amnióticas en un cielo inmaculado
En un cielo conspirativo en la anti-poesía de los hechos
Sensaciones brotaron como lava en las catedrales
De los dioses puramente crueles, la suerte caía
Envalentonada y pretendiendo ser el ideal perfecto
Saltaron las hordas de palabras desechas, saltaron los
Rómbicos ceros que desmayaron cuando los amenazaron
Con unas pistolas de ojos ciegos, con un cuchillo de orejas
Que comían aceitunas en navidad y en cuaresma
Nadaban a través del estremecimiento, se desplazaban
Ajadas, ebrias en el tumulto de las cosas, allanaron
El alma a pierna suelta ¡Oh carne mía apacigua mi dolor!
Estoy fieramente abandonada, si así como una fiera
Que se puso enfrente para soportar este drama que me
Dejó flotando sobre el oasis de espuma impura y catatónica
Ivette Mendoza