La micrografía del pan que ya ha crecido
Sostiene sus amígdalas en lento vaivén
Un latido terso de rinoceronte afligido
En la curvatura de su pupa, su santiamén.
El adiós final a la leopardina corrugada
Mudable en sus dos lunas de albaricoque
Transferible como un río sin revoque
Que besó su boca de abeja troquelada.
Eternizó sus tibios frutos apretados,
Hasta la órbita de amapola involuta
Deteniendo ocasos en su barriga abultada.
Oh gatopardo de panes impermeables
Conviérteme fiera en mi día más amable
Que tu líquida ternura me regrese irresoluta.
Ivette Mendoza