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martes, 11 de agosto de 2020

Embebido de aceites el tiempo lanza su júbilo y su tristeza


Embebido de aceites el tiempo lanza su júbilo y su tristeza;
De donde me encuentro
El orden mece su partitura con furor de huracán
El céfiro porfía al primer utilitarismo de la noche
Y la usanza detrás de las campanas abanicándose
Cierra su interludio el tiempo igual que a un ave prófuga
Sin poder alimentarse
Y a cualquier hora
Un sopapo es la más valiente coraza de un combatiente
Y el ruido de sus caites, una advertencia segura de su valor
La viveza los oculta en el desorden de la noche,
Vocaliza la traca, traca en su combate confuso,
Tachonado por una quimera
Se separa el espíritu del cuerpo, en el niño titerero
Y trenza en su suspiro astral
Como queriendo poetizar esencia y cabalgadura
Por el otro lado la vacilación fulgura,
Pero los contornos jubilosos y tristes están           
En la geométrica llama de la lámpara dormida.
Ivette Mendoza