Related image

viernes, 30 de abril de 2021

La frívola memoria acobardada

 

La frívola memoria acobardada conoció con desatado deseo fogoso /
La rabia más codiciada por las lechuzas y la risa temblorosa decidió
patentizar muñeca enmallada de piernas largas y rastros de dolor
estacionario entre dos voces y las palabras del universo cóncavo /
Ahorcada en su corbata la belleza será de gloria y de pavor la
oficina temblorosa de vientos sufridos / Su vibración violenta y
alargada en el límite del camino agobia de manera elástica unas
constelaciones uterinas y erradas atropellando un lecho manco /
En un instante de destornillar de las nevadas y de las moralejas,
necesitaré chaflán sus hipótesis incoherentes delicadamente
descriptas / Triunfo de los termales esquivos renunciaron a calmar
con un toque en el bucle de la cicatriz /
Ivette Mendoza Fajardo



jueves, 29 de abril de 2021

La niebla era una quietud habitada de mocedades

 

La niebla era una quietud habitada de mocedades.
Abejas rumorosas disuelven ocre nervadura
del ropaje otoñal de ondeantes y alados sonidos.
En el panal de la tarde un esqueleto encorvado
puede atrapar un átomo de mi memoria urdiendo fuego.
Cuento los días y escucho el chirrido del viento
aporreando mis lunares, reptando en la nada.
Desde una puerta invisible los gestos abismados
del silencio, al abrirse o cerrarse sometidos a echar raíces.
Tirito por las manos arrastrando mis ojos en los andenes.
Me deleito en una rebanada del locura dentro de un charco
carnavalesco buscando el cielo de travesuras y desvaríos.
Tu mirada se recalienta por segmentos y circunferencias
de afuera hacia dentro de mi faringe anclada en otras avideces.
Como espina de pescado una sílaba se atraganta en
mi garganta con sustento y razón intrigante.
El jueves se golpeaba el corazón en una litúrgica eterna
de súplica por donde transitan mis sentencias.
Caninamente van retozando los reflejos de luna sobre sus
sábanas matutinas y cautelosos perduran en el impulso.
Tus ojos apagados con cerraduras de arcilla,
moldeando el paréntesis del tiempo.
Ivette Mendoza Fajardo



martes, 27 de abril de 2021

Llega en la reconciliada forma del quizás

  

Llega en la reconciliada forma del quizás,
tu emancipado frenesí bostezado.
Sobre la adjetivada pictografía de sus huella,
la silenciada ausencia del remanso.
Llega en los aspavientos absortos del silencio,
a la desventura de las horas invertidas,
y a ese barbárico deletreo del presagio
en harapienta galimatías.
Enigma y objetividad
y delinear las noches que son
como el acertijo de la vida,
para auscultar el milagro extraño
de frecuentar una vez y muchas veces
el sendero trazado entre acordes entumecidos
por lenguas de fuego que en el cristal reflejan.

Ivette Mendoza Fajardo



domingo, 25 de abril de 2021

Alguien empuja

 

Alguien empuja más fuerte que el trueno.
En destellos del delirio mariposeo por
los aristas cóncavos de la oscuridad.
Hay un cántaro afrodisíaco para derramar
la castidad de los atlantes.
Y hay este devaneo
palpando el plano lacrimógeno
de Teseo.
Los embrujados se mezclan con todos sus
acalambrados ojos,
por las abolladuras de mi alma.
La luna mojigata araña certera con sus costados
sobre la palestra ensombrecida,
la enviaron poco a poco a pestañear
y recobrar tinte tecnicolor sulfurado.
Ivette Mendoza Fajardo



Ombligo del relámpago y de la sal

 

Ombligo del relámpago y de la sal
Cima de la medusa caverna de la bruma
Columna del cielo que desde la playa miramos
En los repentinos crepúsculos de piratear luna
Cada gota de lluvia palpitaba ojos labios sonrientes
Como el gesto nervioso de mis huesos verdes
Para romper ese momento extraño y desollarlo
Glaciares de melancolía cobran la última hazaña
Y nos aproximamos con nuestros corazones en fuga
Como al piélago del trueno
Derrama tu ensortijada mirada en la espuma galáctica
Recaudar el gruñimiento de estrellas bailarinas
Un clavo lerdo camina al otro lado de los mares
Y se lleva el hacinamiento del caracol y escupe peces
Oh lágrimas de cocodrilo que desembocan en los ríos
Y nos hunde dentro de sus pantanos cenicientos
Navegamos en su libre albedrio hasta el sonido
Bruto de sus sombras náuticas.
Ivette Mendoza Fajardo



jueves, 22 de abril de 2021

Universo euclidiano de la efímera geometría

 

Universo euclidiano de la efímera
geometría todo lo que triangula
es un prisma crepuscular, un punto
albeado retornando a su centro,
una perpendicular áurica creada
para entender sobre un área inequívoca.
Cualquier eje vislumbra el redondel
de esos puntos pero nos contentamos
con un todo, en un plano final, siempre
a la eternidad. Asimismo, una equis
sobre la ye de reflexiva ciencia, calcula
la luz creyente; desea la síntesis integral
del amor fluido que asoma; entonces
el silencio de los números se expande.
Ivette Mendoza Fajardo



El crepúsculo fragmenta en el látex oscuro

 

El crepúsculo fragmenta en el látex oscuro
que entrelaza intermitente al amanecer,
sobre una percepción de cielo colosal,
y nos convence diametralmente a la insistencia
del misterio, al despertamiento del vivir.
En un instante, el deleite, el júbilo,
o la tan extasiada caricia y el beso,
los encantos, la remembranza, la luna
las melodias, el lloro, los tropiezos
han palpitado allí lo efímero del alma
y tú ahora despierto en el corazón,
volviendo a la gran travesía de la vida...
como la sensación extraña de un hechizo…
Ivette Mendoza Fajardo



miércoles, 21 de abril de 2021

La mano estridente

 

La mano estridente ojerosa
o la ojiva perceptible,
el bautizo del dédalo
hecho de mutilaciones y auroras.
El dedal sin el bejuco travieso,
el goterón obstinado, el antifaz
el tapete, el hechizo,
el baúl de espectros y aserrín fanático
el crucigrama, el cristal disponente…
el alma fría o el miedo pedaleando
empieza la zozobra en probables
berridos, cuartea una lágrima,
meneándose un poco, menguada
en cada desdecir.
 Ivette Mendoza Fajardo



martes, 20 de abril de 2021

Tigrillos camuflados

 

Tigrillos camuflados
de adjetivos metafóricos
maquinan con sus hálitos feroces,
linces mendigos y desgarbados
se desintegran
de un maullido intermitente.
Recapitulo dentro de una dentellada
y me atrapan en sus ráfagas de desvelos
y por las nubes encapotadas de ilusión
se van derramando
tus besos como un alud de fiebres
milagrosas.
Ivette Mendoza Fajardo





lunes, 19 de abril de 2021

Un globo de tercas lágrimas

Un globo de tercas lágrimas
ha alzado vuelo
hacia el cielo alucinado
los lamentos que juntaba
sobre sábanas de tinieblas
se han atornillado a la médula
del desgarbado viento.
Anochecido
ve pasar el tiempo,
encamina,
el color gris aflora en sus entrañas
y en las catedrales del alba trémula,
se bebe a sorbos
su tristeza ampollada.
Ivette Mendoza Fajardo



domingo, 18 de abril de 2021

Desde tu entorno colma

 

Desde tu entorno colma las insectívoras claridades
permanecemos únicos junto al sol misericordioso de abril:
Encaladas siluetas descarnadas en la travesía más dinámica
solas aguardan. Calcinan las condenas redivivas
hacia su encaminar. Tormentas y tsunamis
citando diestros a distancia encadenada.
Y les obstaculiza savia la tierrra que a su noche
quebranta sin cesar.
No dejemos que torneen derogados son
como cascanueces cuentagotas de un pasodoble
que le otorgó la vida.
Curva su migaja de resol infértil,
y acalambran sus molestias y su júbilo inconsciente;
un bravo montaje de ilusión en la estancia
los guía y abre las puertas del tiempo infinitesimal
a la arbitra borrasca, panificación de paisajes agazapados.
Tu corazón posee orlas y ribetes, sol tentetieso y difunto;
racionaliza piedras exánimes con frenético invierno:
Interprétalos desangrantes
sobre el martirio de sus ánimos febriles.
Ivette Mendoza Fajardo



sábado, 17 de abril de 2021

Me estremeció el atardecer

 

Me estremeció el atardecer con su risotada
En la vigilia de la luna
canciones de pomelos.
Mariposeo de estrellas
desnudas -púrpuras alocadas.
El sonido de la luz era estrepitoso:
Chillidos de horizontes,
velocidades de espectáculos
púrpuras vacilantes
melodías de pétalos,
caravana de soles,
inmortalidad
y precipicio del júbilo
en las arterias aletargadas de los vientos.
Canciones de pomelos
en la compasión de los senderos
todas las aguas del olvido
quebramos en la carne venenosa.
Júbilo de la madera y los cactus;
todo el cuchicheo de los pistilos
en nuestros corazones
gozosos y gráciles;
mi cuerpo: aurora y poniente
en las arterias aletargadas de los vientos
muge terrífica la vida.
Ivette Mendoza Fajardo



Continúa hazaña al que anda tras un idilio azorado

 

Continúa hazaña al que anda tras un idilio azorado.
Aguza al que anda con las voces desdichadas.
Sobre su genuino espectro de enroscada sentencia,
ha evolucionado para ser desollado por la muerte de madera,
Acentuado ante el gran sabueso de la indulgencia,
tarareaba el dolor.
¡Era dadivoso el escarmiento en ese umbral del
paraíso!
Platón que sueña en el trino del ocaso enciclopedista,
Venus al borde de un maleficio verde y buscavidas,
trenza la tristeza en la franja coloquial del olvido,
neozoica con tu entresijo ocre
en la entropía del insecto bienintencionado.
Radiante sin bordes girando en dulces círculos de odiseas,
morisqueta de luna letárgica.
Amarillada entre los plumajes de Andrómeda,
eruptiva en la epidermis calmosa de tu sudor
de puma salvaje,
el cáliz de tus apetitos anhelantes como cicutas derramados,
ensalzan los calendarios legendarios que hoy relumbran.
Ivette Mendoza Fajardo



 

viernes, 16 de abril de 2021

Espantapájaros de aguanieve

 

Espantapájaros de aguanieve, benefactor, astuto,
que vigila como lince, como guarda, como telescopio.
El ojo encubierto, antidepresivo
que cavila, que sondea, que azota
que relincha, hostiga y aúlla.
Espantapájaros mañanero
que permanece en lejanía con mordeduras.
El viento cascarrabias, que se ciega
rompible, como llora, destripado, hecho leña
en hazmerreír, en nomeolvides
de pararrayos, de sordomudo, de milhombres.
De escolta, que presiente, delata y combate
de sumisión, del ave malintencionada que acecha.
Ivette Mendoza Fajardo



Tu planeta azotalenguas malpensado

 

Tu planeta azotalenguas malpensado y
cortafuegos,
parabrisas lanzallamas y caminos pelirrojos /
son también el roznar de la aprensión /
Tú manejas fotomontajes de pasión
que rebuscada se fragmenta demasiada veloz
y dispara con sus ojos de cañón /
tú planeta también es un entrometido eslabón perdido
mientras que a mí grandilocuencia cuando
el renacuajo rascabuches me grabó,
se queda a veces demasiado lenta a ver lo que
avecinó /
Algún día arañarás la vida
y talvez lleves tu micrófono roncador /
o tu sombra bajo el alzacuellos /
o algún metepatas sueño obtendrás ya
desde el mandamás de las estrellas /
Ivette Mendoza Fajardo



jueves, 15 de abril de 2021

Una constante papiroflexia

Una constante papiroflexia más un graznido de oleaje
es una estampida de peces parachoques.
Un conglomerado de ideas más un diluvio fuliginoso
sigue siendo un piélago de rajadiablos.
Se vive ojeado de macabros tapires
avizorando desfogar mentes en asaltos zurdos.
Hilaridad y octavillas de pasiones ocurrentes.
Todo eso es más y más indeleble.
Mas una labiada ficha con el mismo cuento
que une las hernias de los ecos y el silencio
mesiánico, redita las infantas inquietudes
conjugadas.
La palabra salta en ese fragmento del connubio
donde lo cuadriculado nos trueca en sutiles
o factibles motilidades.
Un papel más un ocaso de fábula proclítica
no es todavía una imagen que fecunda amañada.
Ivette Mendoza Fajardo


En el centro ilustrado de esta convivencia

 

En el centro ilustrado de esta convivencia
que espadañada ha estado por el malabarismo
de la redundante e inmortal moderna hilacha irrisoria,
se promueve como la universalización del todo
en la médula teologizada de la telepatía
escribiendo secundar lo que no solo se fotografía,
masticando ineludiblemente todo lo que escenifica
sin escamotear lo superfluo de lo acusativo;
ante los camuflados actos de millones de siglos
sucumbe al espasmo espectacular de lo fallido.
Lloriqueado cualquier en sosegado picaflor
en los rotatorios grises que se disipan en la variabilidad
del dactilar que paladea al fuego de sí mismo
y fanático se crea en un segundo de confabulación
en que la distancia
quiere alargarse más allá de su propio libertinaje
y escarmienta la mirada encajonada,
mientras dirigiendo toque y son, enjuician los albores
que lindan perpendicularmente por siempre
en el trueno de los párpados, se recobran
como el recalentamiento de una estrella
en un apolo rubicundo de la gran monada inoxidable,
reinventando transitar más allá de lo retograbado
proclamando apenas al último bastión del lamido
que es la auténtica lámpara en que se promueve
el mal agüero de la mitográfica vida.
Ivette Mendoza Fajardo



 

miércoles, 14 de abril de 2021

Pues ya en la pereza, se despluma tambor

 

Pues ya en la pereza, se despluma tambor al
contar tu marcha sobado de duendes; rumbo
a los polos voy añejada de mandarina que arruinó
mi siesta del insano juicio de la clavícula naciente;
tos eminente bajo el paragua temporal de sus convulsiones
de terciopelo; renglones irresponsables manejan ebrios
elencos de cataratas con bocas abiertas; víspera de
piedra azul en preludio de adolescencia; cenotes de
luz mortecina óyelos revolcarse en ingles de reposo
que así se pelea una manera de penar; suave cera
de dedos caídos y amnesia permanente y mestiza
aquí permanece quieta según yo quién habrá de
fingir; yo he sido alma nada más que la eternidad
me pide que salga a cabalgar como Don Quijote
de la Mancha; seguimos todavía sin parar por la
cadena del perro que a calor se deshace sobre
el lomo de la hormiga; atajo por este camino
que se etiqueta en la taquigrafía de su marquesina
patuleca después busca su redondel como cobarde
que muere más de una vez; mientras la resaca del
viento permanece en su vomito de filamentos sedados,
la encrucijada de mi ausencia comienza a vivir
a su manera tan solo feliz con el gato con botas;
galgos tragaluces pueden verme dentro de este
armario llorar la noche más arrebujada; a través
de las cosas va el vaho de mi fisonomía para
morir tan siquiera al revés.
Ivette Mendoza Fajardo



Te suben ceremonias de vidrios muertos

 

Te suben ceremonias de vidrios muertos rugiendo
ciegamente alucinadas escamas / ahora cobija charco demencial
sus uñas en un acto colosal entre gatos del viento que señorean
la conformidad de los manteles royales / revolución de las chaquiras
dentro de helechos temibles descubren una nota musical
como ojos comprimidos / mundo de prebendas se te negó la
batalla en las pistolas de la noche por un techo mancillado/
Me transcribo cerca o lejos como muñeca de abarrotes
desde la tiniebla sin frutos que me acosa dibujando relucientes
garabatos de esperanzas / un águila sueña su insignia
noble corriendo tras un niño prodigio de cera / de algún
lado danzan fantasmas proverbios de paredes mequetrefes /
envasar ideas precoladas gira en girola mano de alcatraz /
cárcel sensual se persigue elocuente y escanea escaparates
en receptáculo inteligente / botón de fuego del sueño
objetivo luce pitayo a carcajada dividida / con mirada anodina
pasajeros de nucas golpean emboscadas en tercetos
infieles / perdón a perdonado tarareaba al resolverse
en la nada quíntuples morales de chocolate / la manía
turbadora ovilla escalofríos de cabritas en resquebrajado
aliento / león en su pedestal es el hermoso mozuelo
del sabor bufido /
Ivette Mendoza Fajardo



viernes, 9 de abril de 2021

De la cuchufleta del barbarismo

 

De la cuchufleta del barbarismo insano
a veces brota desahuciado cetro, de los
atolladeros mutilados cuyo epítome
desplomara en el matorral entre el contumaz
esmero del acaso que en todo tiene
que reverdecer para ser alegoría de
lo que nada se liquida solo lo intuye.
Sediento de
hermosura nunca está adormecido
el guijarro en su territorio, nunca fue desvelo
el matorral en el mío la del signo
pues el albur que fragmenta el capitel,
sangra gestos duraderos,
es el mismo que maquilla la blancura
de fugacidad y frescura.
Bien que quise
decirte y me han llovido tres espinos
y dos lingotes de mirada que nada dejan
por aquí lo agraciado al ver que
estas adorado y vivo.
Ivette Mendoza Fajardo



jueves, 8 de abril de 2021

Amartelada como la brisa

 

Amartelada como la brisa es la cruz de la sinrazón
con que tus dudas observan mis preceptos.
Aquí nada puedo descifrar, nada es ya igual
de las vetustas fiebres que los días
interpelaban en una recta final.
Eres la daga del recreo y la coraza vulnerable,
eres el platino diamantino y el oro del camino.
y hacia mí costado lo tuyo entrelaza;
sueñan mis labios humedecerse
en gotas de esta mortal ambrosía
que aclama ferozmente tu memoria gustativa
en el carrusel de horas donde allí pecaron.
Ivette Mendoza Fajardo



Noche develada

 

Noche develada a ímpetu de juramento
boca de luna y estrella lo cotidiano
crepúsculo eterno de cuatro puntos
cardinales como rosa dorsal del céfiro.
Brújula domesticada que anda
por las calles de los siglos.
Farol que destruye
el ojo doloroso de esta vida.
La licuefacción de los códigos
La vaguedad mal humorada
El rostro de los paraísos lenguados
La foresta de secreta revelación
La cuerda tensa de la imagen
fusionan la petrificada frialdad
de las horas sombrías.
Ivette Mendoza Fajardo



martes, 6 de abril de 2021

Rosarios de conclusiones adversas

 

Rosarios de conclusiones adversas
navegan en tu yerro.
Esfera utópica
que no quiso ser pedernal, ni claustro
abrumándose por zarpados estruendos
de mis soles.
Y quisieron salivarse actualizándose
en mares de rumiantes salmos de vapores,
un hemisferio de empellones desde
mi escalpada manía del azar.
Aquellos sonidos de sístoles y diástoles
que albergaban el espinazo de los siglos,
eran el aullido de un crónico soplido infernal
que como el agua entre las manos,
se fugaba ese fuego vano de tiniebla cristalina.
Ivette Mendoza Fajardo



 

domingo, 4 de abril de 2021

La extrovertida muñeca impávida

 

La extrovertida muñeca impávida está ante
la teoría trigonométrica astral de los
muertos melenudos que atropellan su razón.
El binomio ausculta bajo los gatos garabatos
la sumatoria del ave chusss entre la locura del candil
y mi dolor enquistado por el sueño
de pronto, hacia el retorno, el golpe apacigua
a mandíbula batiente desde su onda expansiva
ya suicida por el arrepentimiento, que al final,
comprueba su azogada eternidad.
Ivette Mendoza Fajardo



sábado, 3 de abril de 2021

En la nocturnidad del laberinto

 

En la nocturnidad del laberinto
la palabra desfonda toda vida
protegiendo la animosidad de mea culpa
en viveros eternos de sopor /
Imágenes de voces sobre la renta de granito
tratando de volver al ostracismo de pantomimas,
tocar izquierdistas soledades
y disputas germicidas de sus colores enlatados /
Para un día con amor maculado, su memoria antónima
es el hielo obstinado del sándalo lloviznado
por un derrame lacrimógeno y exorcista lengüetero /
Al tacto contra el tacto de piedra contra sangre que proyecta
un ombligo melancólico en mi razón refunfuñona
desde su ordenanza patronal hasta la expresión viva de
nuestros pasos libados por la malicia del gusano /
Ivette Mendoza Fajardo



 

La primavera caldea oscura

La primavera caldea oscura en
párpados de cristal negociados al deseo.
Una silueta recordada en el cielo parabrisas
permuta alineación de cráneos desolados.
 
Gaviotas del collado luz hipertensas
sucumben a la falaz estancia neural
de sus cabelleras invisibles.
La noche renumera el relámpago
cinco calibrado por la taquicardia otoñal.
 
Mercadeo estrepitoso del lamento
paga al éxito su pureza celestial
y su recuerdo bancario exhibe, estampa
su incertidumbre blanca al madrugador.
Un pozo de problemas asoma
dentro de las fiebres de pavor modernizado,
se derraman en el suelo suicida
para estremecer su escalofrío inmóvil.

Ivette Mendoza Fajardo



jueves, 1 de abril de 2021

Elípticos alfóncigos librados

 

Elípticos alfóncigos librados
entretejen la hondonada lumínica.
El tobillo desarropa movimientos
entre mieses, picos, y pastizales.
El hálito surge en cardos
y mancha la grieta de la nostalgia.
La recitación nevada de los astros
se alimenta de mí ser
a la pura candileja albur
de la perseverancia…
Asciendes fecundo
circular y sollozante,
como escalera mecánica
o fotosíntesis nuclear,
como ángulo y raíz negra,
saldado y bruñido,
como tractor o elevador.
Médula o guijarro.
Molusco o hiedra.
Ivette Mendoza Fajardo



Ese vano de áncoras

 

Ese vano de áncoras se levantó de niebla absoluta,
alteró mi dogma entumecido /
Cuánto aullido extraje a esta luz en desvarío:
Qué fosilizado pentagrama extrañas de pies dorados,
qué centurias de peces alabeados /
Todo lo dolido de silencio latía en ti
y olvidó de golpe su rememoración de ondulante desgarradura /
Unas lunas asoleadas de papalotes invadieron las sienes
y a un año trémulo se abrieron sus contrapuertas bestiales /
Ese vano de áncoras sobresaltó estrangulando noches,
trozó nervaduras y trozó abrojos /
Fue el mugido de la mentira volátil,
la bruma tamizaba aleaciones en todos los escondrijos
y de esconder la muerte de sueños asiduos
te aposentas en los bordes de una rutina nueva,
dejando tu pestañear al frío tormento del grito entre la hierba /
Ivette Mendoza Fajardo