Ese vano de áncoras
Ese vano de áncoras
se levantó de niebla absoluta,
alteró mi
dogma entumecido /
Cuánto aullido
extraje a esta luz en desvarío:
Qué
fosilizado pentagrama extrañas de pies dorados,
qué
centurias de peces alabeados /
Todo lo dolido
de silencio latía en ti
y olvidó de
golpe su rememoración de ondulante desgarradura /
Unas lunas
asoleadas de papalotes invadieron las sienes
y a un año trémulo
se abrieron sus contrapuertas bestiales /
Ese vano de áncoras sobresaltó estrangulando noches,
trozó
nervaduras y trozó abrojos /
Fue el mugido
de la mentira volátil,
la bruma
tamizaba aleaciones en todos los escondrijos
y de
esconder la muerte de sueños asiduos
te aposentas
en los bordes de una rutina nueva,
dejando tu pestañear
al frío tormento del grito entre la hierba /
Ivette Mendoza Fajardo