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viernes, 12 de julio de 2019

La geografía del alma


La geografía del alma
Sus valles y umbrales,
Su lava incandescente,
La tierra surcada del placer
Tanto al norte como el sur de su ilusión
Pegada al hilo de la historia
Y al espejo de la vida de la que
Nunca se separa,                          
Rememora la suave sombra
Constelada del camino.
La colina del universo de la
Nada incitando sentimientos
Que merecen revisar lo que
Ha soñado, el impulso de sus
Vientos alisios que refrescan
El giro de lo cotidiano.
El encuentro secreto del amor
Ramificando las latitudes de su
Anhelo. Sus trópicos la enaltecen
Tanto despierta como dormida.
Ivette Mendoza
2014


Lágrimas son tus palabras


Lágrimas son tus palabras
Como lluvia derramada
Bajo la noche estrellada.
Cae, derrama, pesa y trama
En el arrebol del tiempo,
Parajes de la vida
Que vienen y se van
Dejando el aroma de tus pasos
Que saben a llanto interminable.
Ronquidos de las sombras,
Ronquidos que van llorando,
El lloroso amante
Que llora y hace llorar
Y nada le importa.
Ivette Mendoza
2014


jueves, 11 de julio de 2019

Entre el vacilón y el miedo


Entre el vacilón y el miedo, entre el acaso y el fracaso
Eres una encrucijada de catalépticos espejismos
Una incógnita salitre que emanan las caracolas
Una canción del acordeón fútil que mata con muerte lenta
Y es vital que se guarde la escena que se ha fijado
Y eres y no eres la fuerza apagada del relámpago y su reflejo
Y eres y no eres el viejo río que se ha secado sediento
Y eres y no eres el que mordisquea la mano que te da de comer
Y eres y no eres el reloj con las horas disparejas
Y eres amargo vino
Y no eres amor mío.
Ivette Mendoza
2014


¡Bendito día!


¡Bendito día!, el reflejo del planeta,
el agua subterránea de las flores,
la voz, el manantial vespertino
en tu leve paso. Son así tus brazos
y la caricia japonesa la que sujeta
una lágrima en su gota frígida,
son así la sangre y sudor donde
reposan los cuerpos fatigados.
Cerúlea deidad la clara pluma,
¡Bendito día! Frente a ti soñando.
Lánguido paso de tus ojos grandes,
vertiente inhóspita, la mañana pura,
el mar de mares, un pedazo de tierra.
Ir gritando por la noche oscura,
morir y morir y morir despacio
en la falda del planeta, implorando.
Ivette Mendoza
2014


Sea la luz


Sea la luz,
promisoria nota de una tormenta,
obra teatral del reverbero amazónico,
penique de la usura, mar de licitaciones
sobre su plataforma, anémica el alma
a beneficio de su propio cuchillo
como la condición precaria de un terrícola,
¡Cordero amansa martillo!
Abre tus garras de lobo.
Cuando te llegue la hora
busca el pelo en la sopa
busca el ánima última
que se han extraviado.
Ivette Mendoza
2014

Riqueza de metal


Riqueza de metal, tierra de billetes,
acordeón y máquinas tragamonedas
por las calles y casinos
vas con tu billetera llena de enigmas
que guardan similar Las Vegas,
la entrega, la estampa y la farándula.
Con el frio norte de tu senda
y tu esencia de neón
marcas tu consciencia,
creada siempre de ruletas,
póker de tentaciones terrenales.
Tus arañas husmean el triste estallido
de anuncios, arca de los tiburones.
Ivette Mendoza
2014

A batallas de tumba


A batallas de tumba, campo de plumas eternas.
Bajo el agua, algo que punza y se mezcla en los
cuerpos de la noche, jadean en invisibles cavernas.

Como una cabellera suelta se tienden los mares,
se hacen saber cómo frutas encendidas donde
tu eriges en los peñascos, tu altar y tus acibares.

El recuerdo de actinia empozar ríos quiere, la
vena del trueno, el naufragio de los labios,
la azucena que brota en la mente de los sabios.

Insomnio del vientre trastornado entre las
púrpuras sabanas. Insomnio del relámpago igual
que el ojo de la tarde, en una alianza celestial.

Aceptar y mirar y estar aquí, acepto todas las cosas.
Acepto el tiempo sin luz, la realidad inexacta.
El aire, el cielo, la tierra que en tus ojos pactan.
Ivette Mendoza
2014

Nomenclatura exacta


Nomenclatura exacta con techo de metal,
líquidos acuosos derramados en cuevas,
calmoso silicio impoluto sobre tu cuerpo,
fórmula tras fórmula hierro yerro
homogéneas alas de plata,
antes o después de toda oxidación del alma,
algas de bronce corazón rotundo,
rio de azogue en la abreviación de nadie
sin peso corporal.
Uranio huraño de nacimiento, elemental
y puro, marido seguro.
Ivette Mendoza
2014

miércoles, 10 de julio de 2019

Encendí la lámpara de la fertilidad


Encendí la lámpara de la fertilidad
y precintó el corazón con una sola hoja de trébol.
Un baúl de confusiones y un libro trastornado
van cargados de arcos y de flechas,
de astucia y de artimañas.
Cambié caracolas por dos bucles de oro.
Con la piel bronceada y el crujido de puerta oxidada,
en algún hilo del miedo el pistilo con el dolor
parturiente de las uñas une las furiosas risas.
Ivette Mendoza



Entrelazado corazón


Entrelazado corazón que dentro
de sus latidos espera existir con
las alas del pájaro bermejo
como por bien llorar lo ya llorado,
trino que impone la suavidad de ver
tras el cristal de su tercer ojo
la expectante certidumbre de nuestra
entrega.
Ivette Mendoza


martes, 9 de julio de 2019

Entre éteres misteriosos y suspiros


Entre éteres misteriosos y suspiros
cargo una deslumbrante constelación de capullos
donde me permite ver la visión del mundo
mas allá de la hoguera hipnotizada.
Y mi cuerpo en mariposa de interminables vuelos
busca tu piel y el olor de su ramaje.
Las alas se agrandan en las manos de la primavera
contemplando un libro con aureolas de pensamientos,
el cuchichear de las madrugadas trocada en hado siente la mente
con una serenata de palabras
donde empiezan a convocar mi nombre
y las palabras tararean así: vengo a ti en mi deseo,
vengo al don profético de tu consuelo,
vengo a poner a Morfeo en el cielo de tu desvelo.
Ivette Mendoza

Alondras navegantes en el viento de una quimera


Alondras navegantes en el viento de una quimera,
impone en sus alas la esencia del todo
cuanto existe entregándole las llaves al
alma para abrir su resplandeciente aurora.
Ojos de una
estrella que divisa las ramas del destino,
esparciendo sueños hacia la vida.
Días extraviados en cielos misteriosos;
ascienden hacia el corazón, levitan en
suelos consagrado repletos de paisajes,
de grises horizontes donde palpan la
eterna sonoridad del silencio dentro de
su visión arcana.
Soy la ruta constelada en la primera
palabra del génesis golpeando la gran
puerta de tu vivencia que me funde ante
ti en un binomio de ternura.
Hay nocturnidad de arpas aladas, de dolor
en el aroma azul de tu aliento donde me
pertenece el espíritu de la noche y son
míos tus besos impuros, el ideal lloro de
la rosa sagrada que se mantiene en vigilia
en la sombra y el celo, dándole un signo de luz
que nos hace volver como
alondras navegantes en el viento de una quimera.
Ivette Mendoza

lunes, 8 de julio de 2019

El resplandor de la luna se rompe


El resplandor de la luna se rompe
Va suspirando la esperanza del cielo
Todo es etéreo pensando
Que le soy necesaria de vida en cruz
Avanzar contra el dolor o la fortuna
Un prisma camina por el lirio de tu frente                    
Todo gira apuntando a la cabeza y los pies
Estremecida por hadas y unicornios alados
Libando con paciencia el canto de la chicharra
El saludo enigmático y eterno
Desenlazando la melancolía, pagándose con besos
Por donde los sueños dejan huellas
Que siempre invaden
Instantánea fotografía de la memoria
A la serenidad del ave torcaz
Entonces, solo hay pronombres paranormales
Al mal tiempo, un lago silencioso de cisnes
Sal a la ventana y saluda a las almas,recuérdalas
Ivette Mendoza

domingo, 7 de julio de 2019

Mi obstinado corazón


Mi obstinado corazón anegado de juramentos,
ruge entre las brasas y cenizas
esperando su estado de gracia
prometiendo desgastar el temor por los espejismos del tiempo.
En el alma, un ejército de lloros combate las cadenas del dolor.
Nos sumergimos a la palabra que ajusta los labios
hacia su verdad en el día más abrumador,
aún cuando ya perdida en el desierto de su penumbra,
encuentra las minucias de una hábil artimaña.
Ivette Mendoza

sábado, 6 de julio de 2019

Hay pesadumbre en cada flor marchita


Hay pesadumbre en cada flor marchita
Hay una sombra en medio de dos besos distantes
Hay zozobra en los breves silencios
Hay un mar inmortal de lumbre que va soñando
Hay un caudal de luces que se une al mío
Hay soles dolientes en el espíritu gélido
Existe indiferencia en el alma ante el suspiro abrumador
que emite un sentimiento de paz
y hay una fuente frutecida
por donde germina la salvación del hombre
y despertamos
con sabiduría salomónica
despertamos al amor
donde rejuvenecemos internamente.
Ivette Mendoza

La blanca rosa obsesiva que computa en sus pétalos


La blanca rosa obsesiva que computa en sus pétalos
cuantas gotas de rocío penetra en su esencia.
Gotea incesante la intención de besar tus labios, y por
las noches, el sueño llueve de recuerdos en nuestras
sábanas rasgadas. Vamos cargados de inviernos,
tumultos blancos que sepultan nuestros cuerpos hasta
derretirnos ante la voz de soles, llevándonos a
disfrutar la sonrisa de la primavera y elevando
nuestras ansias de seguir amándonos y continuar.
Tentación y tentación blanca, tentación de lluvia,
tentación de rosas sombrías, guijarros con ojos
de almíbar con su gélida lógica, se alborota tu risa
seductora y cargada de imaginaciones vemos el mundo
triste y alegre y repetitivo de un verano furtivo.
Ivette Mendoza
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viernes, 5 de julio de 2019

Dedocracia y peroratas


Dedocracia y peroratas
en la mente se enredan,
donde la ribalda
noche por leopardos se alumbra,
donde las luces disertan con la oscuridad;
el nadir es otra forma de arenga;
singlamos de la sumidad del vértigo al rostro;     
del valle, hasta el laberinto iluminado, 
del lo iluminado a lo ilegible,
como ripio o prolijo argumento,
de murallas como baladros,
de murallas tóxicas-valle-laberinto;
vituperar malquerencia,
obnubilar laberinto.
Ivette Mendoza



jueves, 4 de julio de 2019

Hombre del casorio azul arpado


Hombre del casorio azul arpado
o del contubernio descolorido
sobre azancas de escamas,
depauperando perfuma su morada.
Su frío desfogar                              
pasto de insectos y manjar de agave,
avanza ya a un empíreo de dunas atardecidas.
Con alas de fanal entró
vestido de tul continental y filis. 
Lo hizo desde floripondios de miedos,
a guarasapos navegando en pesadumbres.
Ahí reposa
su hálito es una nuez inane
una cuchilla ineluctable en el limbo
de su propio yo.
Frente al mundo entero
tálamo de aserrín, chispa y hastío,
lo siento sin mirarlo
en el centro del relámpago aún sostengo
la sal lasciva que sale  de su pecho,
frente al nadir de una amarga melopea.
Ivette  Mendoza



Piélagos nacientes en versos tristes


Piélagos nacientes en versos tristes
viajes de espuma en la era espacial
esqueleto iconoclasta hacia la verdad
de delfín con pensamiento de coral
por buques de lenguas quemadas,
algazaras de niños,
¡Sabrosos ruidos!
Junto en el siempre vivir
y su telefónico llamamiento del
mecánico llanto sin fin.

Piélagos nacientes en versos tristes,
corredores galácticos
avenidas de algas doradas,
germinación opuesta del rayo solar
moneda de un ángel bordado en ensueños
akásicos libros entre el fruto y el olvido,
archivados por siempre
en el universo de tafetán.
Ivette Mendoza

miércoles, 3 de julio de 2019

En estaño recorro la inmensidad de tu cuerpo


En estaño recorro la inmensidad de tu cuerpo,
líquidamente hasta la sombra de tu mano.
Se reprograma en mí un instinto de alma en pena
y una silueta sale volando.
Tengo un dolor de lluvia mansa que calcula mis
pasos cuando dormito.
Desde el contorno de las esferas, un astro me abate
hasta el espejismo de mi consciencia con las pestañas
de Dios.
Mis manos sostienen el mecánico aleteo y su encanto
de una estrella cuántica.
Salgo de gala con mi vestido transparente y respiro la
nube blanca y soy agua en su prístina esencia.
Desgárrame el alma, o hazme cosquillas y déjame
saborear tu inocencia.
Una libra de fragilidad entre tanta indiferencia,
relámpagos llevan mi dedos para aniquilarla.
Queda mi corazón enclavado hasta que despierte
mi sexto sentido.
Ivette Mendoza


Los mares apagan la sed del tiempo


Los mares apagan la sed del tiempo.
Misterios ocultos en la edad del espacio,
al son de tus aguas creamos:
labios traviesos,
arañas chillando en la austeridad,
manglares carnales con ojos astrales,
ocasos cazando mariposas.
Y las manos que empujan rostros iguales
hacia el desahogo magistral de la luna.
El corazón que cuelga en el fondo del mar,
una fotografía del recuerdo y lo convierte
en calurosa sonrisa bermeja.
Ivette Mendoza

martes, 2 de julio de 2019

Amaneceres azueles en las risas del mundo


Amaneceres azueles en las risas del mundo,
cuantiosas melodías forman los cielos;
en la eternidad de un beso de roble
sale tu corazón igual que un árbol de fuego
y tras su reflejo calma mi soledad.
Leyendas de pan en su espacio tétrico.
Violín móvil y luminoso
crea su propio anhelo
y explora y bruñe las aguas más sutiles.
Ivette Mendoza