La blanca rosa
obsesiva que computa en sus pétalos
cuantas gotas de
rocío penetra en su esencia.
Gotea incesante
la intención de besar tus labios, y por
las noches, el
sueño llueve de recuerdos en nuestras
sábanas
rasgadas. Vamos cargados de inviernos,
tumultos blancos
que sepultan nuestros cuerpos hasta
derretirnos ante
la voz de soles, llevándonos a
disfrutar la
sonrisa de la primavera y elevando
nuestras ansias
de seguir amándonos y continuar.
Tentación y
tentación blanca, tentación de lluvia,
tentación de
rosas sombrías, guijarros con ojos
de almíbar con
su gélida lógica, se alborota tu risa
seductora y
cargada de imaginaciones vemos el mundo
triste y alegre
y repetitivo de un verano furtivo.
Ivette Mendoza