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miércoles, 29 de abril de 2020

Abril y mayo, el calvario redentor


Abril y mayo, el calvario redentor de la estatua azul indoblegable
El pasillo fulgurante de la palabra alambique y piedra
La gardenia y el follaje del garito entallado
El delineamiento de la girola construido para gobernar su obelisco
Llámame a objetivar el objetivo objetivado
Del formato emboscado del bronce
Del foso ilusorio,
Del corazón hecho de prefijos del granito,
Con asalto de martillo calado inoperable sufijo,
El sol y el follaje que acaricia la raíz de mi conciencia
El elfo que besa mis labios amaretto.
Llámame a objetivar el objetivo objetivado
De la estatua de látex que trasmite melancolía y calambres
Abril y mayo, el calvario redentor
Ivette Mendoza


lunes, 27 de abril de 2020

El trasunto en ramajes de cristal


El trasunto en ramajes de cristal me lleva
Sólo a tu voz de texto, he sentido
Como si al irse a lo virtual cambiaría de rumbo pero hay
Un son y ton a la mitad de teclear entre las teclas muertas
De rimas derribadas y sus prosas muecas.
La locuacidad de lo que existe ya está
En el temblor temeroso de la hoja escrita
Más aún que venga a darle a la obra el fuerte toque eterno.
No quiero confusión si no se avanza, podría        
Ir tecleando con el crepitante hueso del pulgar así
Trocada e irrompible en el carrusel de tu mirada ardiente
Y al condenarme pienso que me obligas              A reescribir tú profética elegía al lado del amor
Reptando caprichosa, ondulando en la luz,
Navegando en tu mente lineal, sumergida          
Como mariposa dentro de la absurdidad
Delirando en la nomenclatura textual del cráneo
En fin ser de sangre azul por lo virtual en un rumor de cielo
Me viene a mí el deseo de ascender cuando todo
Este hecho, solo así me lleva a teclear hasta lo imposible
Ivette Mendoza


domingo, 26 de abril de 2020

En la plataforma del tiempo


En la plataforma del tiempo
Las horas empiezan
A eructar su humo

El agua cantarina
Se derrama de su espacio
La lluvia silvestre
Es anfibia y alada
Experimentada
Para la ventura de aceptar
Su resonancia

Una alondra encantadora
Alza vuelo
Ve su figura en las nubes
Y en el mar,
La perpetua burbuja de sus alas

Pasan los segundos
Los celajes en gestación
Se deslizan
A otro cielo equivocado
Sin rumbo alguno
Ivette Mendoza




Y su arte en floración del pan de fuego


Y su arte en floración del pan de fuego pasó a la gloria
El bien o mal que daba vida y fuerza cuando al caminar descalza
Desde otro ángulo era esplendor y celaje riguroso.
De oxígeno, de hidrógeno y carbono son hechas las cosas
Allí donde el Fénix del relámpago ha nacido y estremecerá
Al viento cuando del triste sueño de mi vida es un lívido
Delirante extravío que a la razón y a la duda bendicen o
Arranca el espíritu sutil de cada noche con la tétrica melodía.
Y es un reloj de huellas el que cuenta el recorrido del camino
Ya llorado para luego retomar al nacimiento de su savia
Que alimenta mis deseos buscando los días transparentes
En cuyas mañanas está hecha la brisa virgen de la India.
¿Será que tu amor es tan profundo y toda pregunta será
Solucionada hasta dejar de escuchar el canto del agua?
A falta de sueño crece la débil raíz de un retoño, pero surge
Lo que conservamos como una pequeña historia
De un mundo embarazado en un crepúsculo
Translúcido a punto de parir el cuerpo de los misterios
En distintas dimensiones para almacenar la magia
Y no ser lastimada sañudamente.
Ivette Mendoza


miércoles, 22 de abril de 2020

Se abre la noche de estrellas


Se abre la noche de estrellas
con el rayo luminoso
de tu recuerdo.
Nos abre lluvia sobre montañas,
Nos abre sólo tus apasionados besos
Y esta suave brisa será nuestra amalgama eterna en
Romances estelares
de magia y de sueños                   
en amor desesperado
Matando cada miedo,
En un momento nocturnal,
Aun en esta ansiedad terrenal.
Ivette Mendoza