Y su arte en floración del pan de
fuego pasó a la gloria
El bien o mal que daba vida y fuerza
cuando al caminar descalza
Desde otro ángulo era esplendor y
celaje riguroso.
De oxígeno, de hidrógeno y carbono
son hechas las cosas
Allí donde el Fénix del relámpago ha
nacido y estremecerá
Al viento cuando del triste sueño de
mi vida es un lívido
Delirante extravío que a la razón y
a la duda bendicen o
Arranca el espíritu sutil de cada
noche con la tétrica melodía.
Y es un reloj de huellas el que cuenta
el recorrido del camino
Ya llorado para luego retomar al
nacimiento de su savia
Que alimenta mis deseos buscando los
días transparentes
En cuyas mañanas está hecha la brisa
virgen de la India.
¿Será que tu amor es tan profundo y toda
pregunta será
Solucionada hasta dejar de escuchar el canto
del agua?
A falta de sueño crece la débil raíz
de un retoño, pero surge
Lo que conservamos como una pequeña historia
De un mundo embarazado en un crepúsculo
Translúcido a punto de parir el
cuerpo de los misterios
En distintas dimensiones para
almacenar la magia
Y no ser lastimada sañudamente.
Ivette Mendoza