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lunes, 29 de marzo de 2021

Electrónicos deleites liberan espacios macerados

 

Electrónicos deleites liberan espacios macerados.
La pulcritud chasquea,
chasquea de archivo elaborado a derrotas.
De pronto una ciudad amarga sustrae el claustro en migajas,
y un fruto de aire que de ser miedo busca momia oxigenada,
sabor de bóveda vencida a sal y prueba de antifaz,
a chubasco de penachos prisioneros,
a corrupción silbante que camina con sus propios dientes,
por sus tarántulas soltó sus furias de frescos salarios:
registro municipal hambriento, santificado, terca utopía,
hermandad y liberación de los granos de arroz.
Fracturado el torso de la mentira,
atacando imperios de botones con hálitos marchitos,
y a escondidas toallas blancas, por sus nubes:
deportistas peregrinos, espías del agua secreta
que navegan atravesándose de ocaso alámbrico;
un cábala infinito se altera con los siglos por minutos,
una madeja que más deja anónima prepara
consejería de cascarones calibre cuarenta y cinco,
arañazos numéricos dispuestos a trabajar como hormigas corporales.
Ivette Mendoza Fajardo



sábado, 27 de marzo de 2021

Sempiterno monumento de soledad recalada

 

Sempiterno monumento de soledad recalada
que esparce la galopada nuclearización de su espejismo.
No hay más que las mancuernillas y sus desvelos recluidos.
¡Anda, anda guacalote enfurecido!
Entre el jardín térreo de sus vendavales
y la pértiga de dolor, bandolera del mañana.
Centurión de Lemurias con jugo de razón
se recrudeció de su entorno de azahar y plata
en el ciclomotor de nuestros amortajados sueños
y desvió toda la literalidad de los cuerpos azorados
durante un semidormido otoño penitente.
Ivette Mendoza Fajardo



miércoles, 24 de marzo de 2021

Lograr que te ojeen los calores y meditaciones esparcidas

 

Lograr que te ojeen los calores y meditaciones esparcidas /
suprimir los sabores del otoño de su catarro, esa lágrima de madera /
donde cazar sin que un lunes comestible aparezca /
que un silbato fotográfico remede su andanza /
que una pepa sonriente de jueves entre clandestina
al carnaval brasileño /
porque la mano derecha es un demonio cosmopolita al acecho /
que chochea la lotería vanidosa rebelada al rito /
y todo cometa es un cerebro comatoso del invierno /
y toda idea un anaquel de biblioteca planetaria y chismosa /
y un insomnio peinado de acentos y ositos de peluches /
Ivette Mendoza Fajardo



Cinchos encefálicos de materia intangible

 

Cinchos encefálicos de materia intangible
se enfrentan a la
callada botella jurásica que recoleta
un giro de pasión electrógena, como
esperpento de lluvia del tiempo engarrotado;
como angustia redoblada en bolsas
de codos codornices brunas.
Sombría complicidad del becerro ordovícico
se intuye en una cifra dos por tres
de hiedra inmobiliaria sorda muda.
Todo origen es una tabulación de orugas
escolarizadas,
un plantón en nubes de canela :
regresa a las alucinaciones de los mares
con el andarín chimpancés en una lágrima
de hojalata jónica
donde juega, retoza el
fusible menstrual de la palabra desamor.
Ivette Mendoza Fajardo



 

domingo, 21 de marzo de 2021

Sonidos de átomos idealizados

 

Sonidos de átomos idealizados.
Mareas del alma heresiarca.
Céfiros cargados de poemas demiurgos.
Ilusiones de la brisa cantarina.
Voces de la noche desnuda agraz.
Los valles poéticos del alba idílica.
Cielo misterioso derramado de suspenso.
La boina nerudiana melancólica.
El adiós ardoroso del ayer.
Las arrugas de la tristeza banal.
Ósculo felino y traicionero.
Batalla el maleficio con encono.
Paisajes hablando de su esplendor.
La piel enajenada del mundo.
Canto calamitoso de los sauces.
Ivette Mendoza Fajardo



Caparazones y globos divinos ante el nirvana

 

Caparazones y globos divinos ante el nirvana
es obvio un cuadrilátero atrás
encuentra el cráneo enquistado
en su sed implícita y social,
nadie busca nada
no dialogo con el dragón intransigente
creo en la luz purificada de espinas
en las millas de auroras complacientes,
no a las carcajadas amaestradas y tentadoras
o a la diagonal que calcina su vestigio durmiente,
ellas sólo pueden hablarle al suplicio de la oquedad
ilustradas entre titubeos y extravíos ladeados
de ese diámetro fuliginoso y fantasioso
Estoy desapareciendo en la insistencia del viento solitario;
nombrando un ímpetu que nutra un aspaviento eterno
hasta que el misterio inquebrantable de algún mito
sacuda al carromato de la fe tan coagulado como
toda la materia se cambia en néctar digital o en fuego.
Ivette Mendoza Fajardo



sábado, 20 de marzo de 2021

Sólo husmeaba cafeína en aquellas vicisitudes

 

Sólo husmeaba cafeína en esas vicisitudes
de verbos displicentes y esquivas testas
mientras la fuente del ensueño es ironía
al vértigo el embeleso ha sucedido, ¿Qué?
y el sollozo se entregaba al columpiarse,
zarandeándose a impulsos del destino.
Era la hora del calmante que siempre
es pasión y afecto que nos cauteriza;
de rumor embravecido, bruna es la pena.
Ivette Mendoza Fajardo



La insinuación instrumental

 

La insinuación instrumental de imagen
por el desengrane esfíngido de la mirada
a la fuga tabular del goce presentido o
al punto amable del arcoíris conmovido
algunas saudades desde la palpitación
del ruido. Táctica de gastar la soledad
hendida a la liberación de lo recalcado.
Relativo a lo del trayecto de la huella
como paralelo a la mano sin el tallo o
sin la moldura acuática de la insidia
en el perímetro apenas lo sucesivo.
Ivette Mendoza Fajardo



viernes, 19 de marzo de 2021

Tumba frenética de deslucido reptil

 

Tumba frenética de deslucido reptil /   
Mugre de tierra demencial y horcones medialuna /
Calcinadas y postergadas golosinas de vileza
sus desconsoladas volutas expiran sigilosas
como laminosas tardes en climas ególatras /
Macroscópicas montañas respiran el idioma
ofensivo de cocodrilos párvulos atrapados en
noches supersticiosas /
Y que bien que van hablando pero hundiéndose
en un caldera irreflexiva que encabritados
se desparraman en cuatro colas cardinales /
Tanto a su norte de sus ojos feroces y hambrientos
que son su antena poderosa y brújula devocional,
como el sur homicida de sus lágrimas carcinógenas
que son en verdad sus fantasías despechadas
en escamosos cautiverios /
y el este y el oeste las fauces de su lagartismo y obsesión
de comer manjares paradisíacos de carne y hueso /
Ivette Mendoza Fajardo



El tranvía caprichoso que recorre la temblorosa soledad

 

El tranvía caprichoso que recorre la temblorosa soledad,
es la diablura legendaria que se echó a dormir
draconianamente sobre esos engañosos y tercos rieles.
Ritmo de ciudad de esencia corroída cruza
su puente informático en el castigo de sus frías
aptitudes.
Trinchera de cuerpos soñolientos protegen
la canción labriega de la paz latente que se
manifiesta como un sabor
de pólvora que ha dejado un invierno de arrugas.
Escritura de caracoles perpetuos manchadores
de la sal que rescata un poema con extracto de
extorsión. Líneas inversas de la náutica en
el sismo de la alámbrica escalera no paran
de verter el rumor de sus evoluciones cuaternarias.
Un mañana adolorido de santerías y brujerías
nefastamente bebe el vino iterativo y misionero;
luego estudió fielmente el ocaso del gorrión acorazado
y su paso infinito lo recogieron en un cuero de dulce
encanto con insaciables plegarias de las olas decimales.
¡Ah piélago de la duda garabato!
Va proclamando su diezmo místico con una fuerza
combativa y una milla de inmortalidad que era
su propia sangre teatral. 
Ivette Mendoza Fajardo


 

El triciclo de letras y humos circulares

 

El triciclo de letras y humos circulares adoptaba
las posturas más rebuscadas. Apresuradamente,
un endeble manubrio que traga alba de salitre rumboso 
se soñó. La embriaguez del brinco que resonaban 
en la cataplasma húmeda y pestilente del ladrido ocre
entre sus cejas de escombros verdes y sus conductas
morales simbolizaba todo el aplaudir de neumáticos.
Encuentro en la melena de tu voz correos electrónicos
de desvarío en artimañas rigurosas. Maquinalmente
el temor circunvalaba los bordados por el sanado hilo
del nexo de plata dura que eleva una vela misma entrando
al horcón de las víctimas. Estos rústicos intentos de hablar
con gestos sempiternos les carcomen las distorsionadas luces.
El cabello volador recordaba por la montaña lluviosa tus
paradojas cotidianas. Una rara simiente se encorva infectando
dulzura al graznido de la ausencia. Temiendo cronogramas
noté que una mano intrusa hurga hogazas de sombras
escurridizas bajo la fugitiva presencia de la saliva idiotizada.
Ivette Mendoza Fajardo



jueves, 18 de marzo de 2021

Encuadernación de amor platónico fosco de la noche


Encuadernación de amor platónico fosco de la noche
robótica deseaban conocer la rareza de las cosas / Curtiéndome
de intemperie en el rincón de mis amígdalas pensativas
estornudando como excéntricas golondrinas / Me guarecían unos
sonidos del vasallaje y mecánicos de espíritu / Un buceo torpísimo
como un inmenso auditorio aflora / Hasta un interminable
precipicio supervillano anaeróbico por el olvido en una
vestidura fúnebre de nieve como un puñado de pestañas
enfermas / De muy mal gusto fluye tan claro de surcar vacíos
el silencio desperdiciando decenas de soberanías curativas e
insospechado socorrismo / En la ventanilla furibunda
del monólogo tinto, el tiempo, sin querer, mata aspavientos / Su primer
requerimiento de adjetivos despreciables e injuriosos sorprende la
virtuosa fauna / Su tiránica navaja fallida buscaba una
melena larga y dulce entrecerrada con tan magra democracia /
Los zapatos grandes y firmes siempre jalan resonancias de aire
clorofila morriñoso,barnizaban en la húmeda mancha pestilente de querer
envejecer las horas baldías/
Ivette Mendoza Fajardo



 

Traspasar el omoplato derrotista de la brisa


Traspasar el omoplato derrotista de la brisa
y encontrarle al tiempo su lado asmático
dos pulmones expatriados saliendo del humo de los muertos
ungüentos plantados en la música del estómago
para revelar la llanura de sus dramas
cabezas y pies unidos a un ataque de melancolía,
pelotas cuadriláteras transpiradas de gimnasias
rebotando y contando historias de ventolina incierta
en los tranvías de la perfidia
como ilusiones prohibidas que consumen
dedos dietéticos de torturas.
Clandestinidad de milagros ciegos haciendo
muecas lanzallamas en el lavatorio de la niebla,
sentencia de una tierra anoréxica y desolada
desodoriza la arcilla de las verduras
fomenta lo florido en crochet de un semidiós
que se nutre de oro y plata sobre el deshielo
de sus prioridades, además ostenta
la repetición fusionada del mercurio como emblema,
como manera de escape o como
manera de seducción
!Como manera de vivir muchos siglos más!
Ivette Mendoza Fajardo





De plancha mimosa y patineta pícara

 

De plancha mimosa y patineta pícara /
cuando la noche es esotérica
y mal humorada en las arboledas de bombillos /
cuando las ilusiones son fatigas de plomo
escapándose por los agujeros negros
y la pinocha vida clava sus tentáculos
en el légamo herido /
Los contornos del brillo excitado
chiflan ósculos rosados /
la alborada toca la puerta meditabunda
inflexiblemente todos los días /
el quirófano se burla
desde la cuarta constelación
de emergencia / el fórceps
suena sus maracas platinadas /
de repente entran a la sala del miedo
con hoscas incapacidades /
Adentro, el bisturí habilidoso
despinta proposiciones desmembradas /
Ivette Mendoza Fajardo



miércoles, 17 de marzo de 2021

Cordilleras desesperadas conquistando el cielo

 

Cordilleras desesperadas conquistando el cielo
de la asfixia oblonga, nubes locas que suben y bajan,
escaleras, más escaleras, calores faustos que abrazan
luces prisioneras, secreta luna que silba sofocando
laberintos, brazos atados que se besan como una
ronca oreja refrescando la gaita del reflejo pedúnculo,
mientras los semáforos interrogantes parpadean sus
blasfemias encalabrinadas. Dilapido cautela en lentejuelas  
que pecaron en un sombrero burocrático de una pestaña
que navega en un océano de angustia. Una sonrisa de fantasía
matasiete colgada en un alero perdiéndose a un kilómetro
de la mañana sobre el chirriar de las bicicletas bravamente
cercadas por la vida. Y allí estoy, dentro de un balcón
donde una lluvia de piropos indómitos y fieros reviven
pedazos de cadáveres haciendo señales con un cable de
Photoshop.
Ivette Mendoza Fajardo




Extenuada polinización de mi armadura

 

Extenuada polinización de mi armadura resignada;
bramido de consuelo y catálogo rechinante
como el nervio hipotenusa de las vitrinas hidrofóbicas
que en una picadura mordaz descubren una carrusel risible
dentro de la miedosa incredulidad.
Alba insatisfecha que se disuelve en los ojos tuyos
se recrea chamuscada en las nubes del ciempiés.
Escamoteo de cartulina, parranda de la brisa o
espasmo de la espátula de los ríos endiablados,
dan su tacto, danza de naturaleza fenecida,
en el fósforo erróneo de un tiempo agobiado que
petulancia eructó.
 ¿Dónde vamos?
Todo fue construido para que queme
la distancia en su vengativa resistencia, 
gana la vanidad un momento de afecto
pero con permiso a llenar de alegorías eufóricas
los ribetes de tu almohada que construye un camino gris,
vemos árboles de lágrimas con maniobras dudosas
para manipular el embrujo de la foresta de los sueños y
entre cataratas de escudos desilusionados las horas amenas
ya no respiran más.

Ivette Mendoza Fajardo


martes, 16 de marzo de 2021

Ayes de que

 Ayes de que
en los océanos deprimentes
de su insensible trama
y los peces socarrones y asfixiantes
en la eternidad ungida por la oscuridad
o una nube buscando el febril suspiro
o en la pleamar incoherente
y sus errados designios
en el coliseo enajenado de los soles
¿Más lejos?
¿Dónde la luna enloquece en su foresta de nubes?
¿Dónde el alba con su fe comulga
con el esplendor del alma?
¿Dónde las esperanzadas luces de las estrellas
sueltan sus risas intuitivas y nos acogen?
¿Dónde una marea aventurera de arreboles nos lleve
hacia la isla del amor?
¿Dónde después de una borrasca se crea una venidera
Ilusión bañándose en aguas de cristal con los colores del crepúsculo?
Ivette Mendoza Fajardo



Volver a la benevolente tundra

 

Volver a la benevolente tundra.
Los ideales aquellos que rodeara al mundo
íntegramente sobrios. La luz en su clamor.
El pincel receloso del céfiro en el género.
El libro que apaciguara, que saciara la incertidumbre,
La savia del esternón, fatídico, ya subyugado.
La palabra necia ahogando al hombre en la terquedad
de un barranco desanimado.
La emoción irritada, sin antídoto sepultada en la penumbra.
Y ahora eso y más,
El sueño expectante presagiando la libertad del condenado,
transformar su martirio en la risueña expresión
de una gozosa e inocente luna dentro de las borrascas.
Fluir continuamente en el eje exacto del caleidoscopio de la vida,
el frio, tan infernal, que nos hace despertar
aun entre las insulsas piedras
alacranes afanosamente desequilibrando el entorno,
hay que derretir ese ser de escarcha dentro del ser
o dentro de algo que gira nauseabundo y sempiterno
buscando cómo cavar su propia sepultura, rugiendo en el imperio
de la sal.
Ivette Mendoza Fajardo



Una gota de agua hablantina y bipolar

 

Una gota de agua hablantina y bipolar
enloqueciendo el acróstico
de sus bienhechores
Y ya somos dos los
que nos alejamos del tiempo mezquino
una isla de susurros envejecidos
recolectando los despojos del silencio
entre litorales inseguros y amodorrados
se escucha la más angustiada canción
de los grandes mares embrionarios
y cantan
todo canta sin exhalación alguna.
La hermandad
o también la melancolía y el fastidio
los acercan paulatinamente
a filosofías que golpean
y desparraman voces de carne atormentada
¿Será que miran con ojos moribundos?
¿O será que hay un muto acuerdo entre ellos?
¿Será que sus espíritus siempre navegan
 sobre su larga y negra noche sin momento final

solo un instante estático de partida masticando
el sabor amargo de su sombra encallada?

Ivette Mendoza Fajardo


lunes, 15 de marzo de 2021

Expreso ahora mismo mi gran gozo

 

Expreso ahora mismo mi gran gozo como la del antiguo gladiador
romano que intentó ascender el reino celestial con las uñas.
En la víspera del gran día, secretamente, el alma hielo se ha
abierto hacia las alocuciones azules de inmensidad bendita,
hallará cafetín de plegarias en sus manos que acarician la
piel de tu sonrisa. Desplegando su masa impalpable, muda
como una lágrima naranja que he mirado hacia atrás y sueña con su
amor que la aterra. Me recuesto, me agrando, me refugio por
los naufragios e incendios, así celestiales tan blancos como
de muerto difuso. Aguzados gritos amurallados abarrotan lamiendo
mis heridas con lenguas benevolentes. De estampida y de manera
igual, bello abanico obedecía los recovecos oscuros de la noche.
En medio de mi muerte donde la vida es toda primavera
sacudo la memoria de los que ya murieron; primero han de
morir otros que yacen en el fondo de mi armario, como dientes
que se muerden así mismos.
Ivette Mendoza Fajardo



Escribo nocturna

 

Escribo nocturna pero el miedo manipula mis calles.
Por si las moscas, ahora deambulo como un gigante
acéfalo en el océano de mi memoria. Alguien difuminó un
puñado de sangre que camina el mundo. Suspicaz
esa placentera experiencia de caer a cada rato con
un soplo de céfiro y el deseo capaz aún de asombrarse.
Cómo pesa la vida en todas las mágicas indulgencias
de la nada. Presiento los rigores de la extensión ignota
de este viejo laberinto como una palabra espesa. Engañar
equivale a probar su tenaz obstinación en bulbos y
tubérculos se estremecen en la germanía de la lobreguez,
leve adquieren dureza entre dos márgenes de un río revuelto.
La bicoca de un mago recordando al  jactancioso unicornio.
Mermamos, huimos dentro de un pequeño frasco, el dolor
libre de los propósitos musgosos quedarse con nuestras almas
quieren. Un tumulto de siluetas fraccionadas era celajes de
de brujas y dragones, un huerto de bolsas que florecen
hasta aquí las últimas avideces de la carne.
Ivette Mendoza Fajardo



Escaneada para el flanco osado y la nueva flama

 

Escaneada para el flanco osado y la nueva flama
mi dicción profana ya celebra en escamas previsibles
las hipotecas dudosas del alma en penas morroñosas
que me quema en la etropía de sus amaneceres.
Soy el obsoleto párrafo, un martillo reflexionado
que en la rabia de las caricias se inmola 
frente al espejo, por mi culpa dentellada y con pecado
farragoso que rencauchado suena igual artificialmente.
Talvez sorda es la grieta que finge osadías
que de nada pulsa arrepentimiento gutural
el tiempo es hoy la sidra del gozo digital
las garras granizadas no me da mucha tregua
no abriga los desalientos de mi endoscópica
tristeza: es sólo amar dentro del amor
con ira a contraluz por el dulce intento de
sus miedos.
Ivette Mendoza Fajardo



domingo, 14 de marzo de 2021

Una trova llueve mansamente auricular

 

Una trova llueve mansamente auricular
y como dos gotas de liquen desplomado y arsénico,
se mezclan reflejando una esfera dietéticamente
colectiva que configura el reto de mi sentir molecular.
Somos dos seres llenos de nomenclatura química
rompiendo el equilibrio de su tártaro paradisíaco
cautivos en las venas de la quimera y sus fosforescencias
atravesando la bocanada de acero de una tijera pasional
que encuentra en la radiación mutua de amor metálico,
armoniosas formas, seductoras y postreras,
siendo así mi punto de partida como átomo vengador.
Miradas irradiando o quizás oscureciendo el encanto
suertudo y diametral donde las migratorias palabras se esfuman
en un vapor incontenible de légamo y cristal adonizado.
Ivette Mendoza Fajardo



El portón de llanto avasallado

 

El portón de llanto avasallado
amasa furia enclaustrada
parado en pancartas de algas virgos
que de averno translúcido
chabacanean lavatorios parásitos
Risotadas de orugas cuerdas
recobran tu divinidad dormida
junto a la historia universal
en una estampida de glándulas
aristas que de pitos
soplan siluetas nómadas
y te mueves eructando
el pie de ruletas rusas
y núcleos interactivos
En la luna que camina gomas
y plumeros eneolíticos
testamento me atraganta
almacena mis cenizas
en un saco de alacranes
con satélite de coliseo
Vengo a bañarme con tu arcilla
y zapatos hechos de alquitrán
con aureola de inocente mocedad.
Ivette Mendoza Fajardo



sábado, 13 de marzo de 2021

Visiones del gris

 

Visiones del gris daltónico hondamente exhausto todo el año obnubilado /
pensando que los colores son las pisadas famélicas de un fantasma /
o en apogeo cenital, un ramillete de muecas que pretenden rebelarse /
desde la zodiacal intemperie vemos como el ojo álgido ahoga su razón en
blanquecino objetivo, transformado la faceta negra de la luz en un
alérgico robot que nubla tu corazón y la ciencia de apuntar su norte sedativo /
la paciencia liosa del alma, hacía su biodegradable espejo ciego /
ensuciamos pupilas con influencia mitológica en su forma estrafalaria
de pensar, en el presentimiento estático de su ronroneo mitigante /
¡Quien le ayuda a camuflarse en las noches si lo fluctuante es anárquico!
la fantasía de ver y espantar no reniega su despliegue de espectros e imágenes
bajo la turbulencia de sus tornasoles y sus líquidas señales, al fango de las dudas  /
Ivette Mendoza Fajardo



viernes, 12 de marzo de 2021

Me masajeó un signo lastimoso por la espalda

 

Me masajeó un signo lastimoso por la espalda.
La metonímica contemplación de mi lenta agonía
no se reveló para soltar el mordisco del encabritado
dolor. Con un amor indicativo, mis nimiedades
sentimentales moteaban. De una sintonía de grumoso
verbo, la duda maravillosa del olvido presiona
ostentaciones intensas al horadar la noche en los
telares de la niebla. En un momento de inhibición,
en lecho mineral de la moralidad, donde soy el
vacío con silueta blanca y alargada que devora
un camino que ahora todo borra. Dentro y fuera
de las casas, desafiaba a la última cámara
impura, endeble exageraba igual que el preludio
de una gran cabalgadura. Tu vida puede contentar
los rifles migratorios. Necesitaré entreabrir las
gangrenadas tardes que curan con el torzal exacto,
amargos cuarenta y siete enlaces simultáneos que
cargaban a tientas la obsesión irresistible.
Ivette Mendoza Fajardo



 

Qué virtuosa falsedad

 

¡Qué virtuosa falsedad!...
Si de miramientos subsidiados propuse a cuantas habladurías,
con invisibilidad de rictus azulaban todos,
contra el hijo del sol saboreo, mis frívolos rigores.
Entonces dentro del pozo se protegió...,
de repente abrió la puerta que daba a la venenosa maldad,
y erigió entre muslo y muslo la paciencia del cigarrillo hasta
columpiar el estolón de la nieve locomotrizada.
La biología y zoología asaltando los candiles microfónicos
bajo las ruinas del aire plebeyo y equívoco con devoción.
El blanco y el negro se bebieron la ley de la gravedad,
el calor y el frío lo hicieron azotando fábulas hacia al norte.
Las estridencias del hierro libre de lastres evocan en la pleamar
de la mente a pesar de los ojos traspapelados, de las derrotas.
...Y el sur del mañana manchado de pavor entre nosotros.
La centrífuga naturaleza se deslizaba con residuos de sorpresas
aventajadas por incongruencias femeninas.
La sangre beoda con su vista, la distancia la aplasta, hasta
hacerla un lapicero de la idea cínica y cae en su ostentosa
fragua; la hambruna la vuelve una disputa tridimensional estática.
Murió el amanecer con un sordo chasquido dejando un reguero
de libros, con pezones negros hicieron lo imposible, la chispa de su
ADN conjuró sus miedos.
Ivette Mendoza Fajardo



 

jueves, 11 de marzo de 2021

Materia de maravilla fuliginosa

 

Materia de maravilla fuliginosa
conlleva la bonanza de cobijarse a
la virtud del misterio de los cactus.
Aquí la moral y filosofía de gallos encabritados.
Los collares apologéticos aceptarán que bajo
un cascarón vacío ninguna enunciado
virtualiza la flojedad del hierro.
El amillarar entrañas saltarinas es un eterno
conocer de lagrimeos en sonetos.
Manzanilla miocárdica ocupará
el descorazonado divulgar de las flautas
mientras hormigas locas de casto asombro
nos aventarán la justicia que buscamos
por lograr calles impregnadas de hipocondría.
Fruición imposible del sol se perderá
en las panderetas nitroglicerinadas
de la nigromancia.
Insectos odontólogos con rostros rotatorios
arrancarán el diente afanoso de amor.
Un perro policía, con sombrero y pistola
trepará encima de la ley miranda y su manantial,
y todo regresará a la madurez amuñecada.
Saltando,
la acuciante sombra derrama su agua blanda
llevará en sus rodillas impedimentos eléctricos
y bigotes tan grandes como el olvido.
El canto travesti e insufrible del júbilo mecánico.
Nada podrá contener la terquedad del arroyo.
Sólo habrá un dedo comelón de libertad
apoyado en la figura retorcida del placer encáustico.
Ivette Mendoza Fajardo



Los contrabajos translúcidos de dunas

 

Los contrabajos
translúcidos de dunas
se enredan a tu encanto.
Desempolvan olor ruido hermandad
en la atadura de la cornucopia.
Noche empalizada
vamos permaneciendo morfológicos.
Blancos vestuarios de moscas
en las nupcias de tu megalómana hebilla.
Ivette Mendoza Fajardo



miércoles, 10 de marzo de 2021

Ante la luna cardíaca insomne

 

Ante la luna cardíaca insomne
las llagas clarinetes en la piel de la filosofía.
Un tigre sediento
escapa del vaho zigzagueante de un beodo.
A mitad del camino
la torpeza prohibida amontona
los brazos agónicos del alba.
Un barranco prostituido
es la mandíbula equívoca del siglo.
Ante la luna cardíaca insomne
la escápula de los números impares
marca el vigor de las sábanas oprobiosas
‐siempre el oprobio y el silencio‐
como maña despampanante y engomada
se recuestan en la espalda de nuestros ríos
y nos abandonan con el esternón de los pantanos
con el magma del torbellino amortajado
con cables malabares colgados a la sombra rechinando
siempre cicatriz azul
ante la luna cardíaca insomne.
Ivette Mendoza Fajardo



El sol empedernido late por el génesis de un canto

 

El sol empedernido late por el génesis de un canto mobiliario
Sus rayos militarizados, un cocodrilo más en el cataclismo
Tan sólo crecen en las máscaras del recelo
El cedro morriñoso es la voz del flautín desesperado
Oscuridad fanatizada de viento hereje
Tiempo de apetitos coloquiales y crepúsculos de pasarelas
Una comadreja patriarcal
Se entume por los follajes macachines
Edificando leves olas de amoníaco
Alma contenta de omegas desatinadas
Terciopelo gangoso de los astros catrines
Estrella gemebunda que patalea
En la casa leprosa de la sepia vencida
Desde el cordón umbilical del teléfono, un grito sordo
Vaso maternal donde la luz sirve su rueca prematura
Libertinaje del abecedario de los minotauros.

Ivette Mendoza Fajardo