El sol empedernido late por el génesis de un canto
El sol
empedernido late por el génesis de un
canto mobiliario
Sus rayos
militarizados, un cocodrilo más en el cataclismo
Tan sólo
crecen en las máscaras del recelo
El cedro
morriñoso es la voz del flautín desesperado
Oscuridad
fanatizada de viento hereje
Tiempo de
apetitos coloquiales y crepúsculos de pasarelas
Una comadreja
patriarcal
Se entume
por los follajes macachines
Edificando
leves olas de amoníaco
Alma
contenta de omegas desatinadas
Terciopelo
gangoso de los astros catrines
Estrella gemebunda que patalea
En la casa
leprosa de la sepia vencida
Desde el
cordón umbilical del teléfono, un grito sordo
Vaso maternal donde
la luz sirve su rueca prematura
Libertinaje
del abecedario de los minotauros.
Ivette Mendoza Fajardo