Una trova llueve mansamente auricular
Una trova
llueve mansamente auricular
y como dos
gotas de liquen desplomado y arsénico,
se mezclan
reflejando una esfera dietéticamente
colectiva
que configura el reto de mi sentir molecular.
Somos dos
seres llenos de nomenclatura química
rompiendo el
equilibrio de su tártaro paradisíaco
cautivos en
las venas de la quimera y sus fosforescencias
atravesando
la bocanada de acero de una tijera pasional
que
encuentra en la radiación mutua de amor metálico,
armoniosas
formas, seductoras y postreras,
siendo así
mi punto de partida como átomo vengador.
Miradas
irradiando o quizás oscureciendo el encanto
suertudo y diametral donde las migratorias palabras se esfuman
en un vapor
incontenible de légamo y cristal adonizado.
Ivette Mendoza Fajardo