Solitario mundo que llegas musitando al aire
Solitario
mundo que llegas musitando al aire
como temblor
que encuentra un espíritu encandilado.
Lo eterno,
cae en el caricaturizado milagro del vacío
junto al
principio de la ciencia agujereada por lo agreste de la tarde.
Mi sombra
amarga, fruto de rocío, marioneta del destino.
Por los
retazos del ocaso, convierto dilatadas reflexiones
en paraísos
confusos concediéndole al todo el poder fortuito,
los
cenáculos utópicos, avizorados desde lejos en conjuros inciertos.
La
vibratoria estrategia de ojos nocturnales es un fuerte flechazo
que la vida
da desde su credo transversal de ideas polifacéticas y puras,
hasta el
ablandamiento perspicaz donde ajustan alianzas y conexiones
esquematizadas
de su tiempo hendido.
Ivette Mendoza Fajardo