Cordilleras desesperadas conquistando el cielo
 
Cordilleras desesperadas conquistando el cielo
 de la asfixia oblonga, nubes locas que suben y bajan,
escaleras, más escaleras, calores faustos que abrazan
 luces prisioneras, secreta luna que silba sofocando
 laberintos, brazos atados que se besan como una
 ronca oreja refrescando la gaita del reflejo pedúnculo,
mientras los semáforos interrogantes parpadean sus
 blasfemias encalabrinadas. Dilapido cautela en lentejuelas  
que pecaron en un sombrero burocrático de una pestaña
 que navega en un océano de angustia. Una sonrisa de fantasía
 matasiete colgada en un alero perdiéndose a un kilómetro
 de la mañana sobre el chirriar de las bicicletas bravamente
 cercadas por la vida. Y allí estoy, dentro de un balcón
 donde una lluvia de piropos indómitos y fieros reviven
 pedazos de cadáveres haciendo señales con un cable de
 Photoshop.
Ivette Mendoza Fajardo