Materia de maravilla fuliginosa
Materia de
maravilla fuliginosa
conlleva la
bonanza de cobijarse a
la virtud
del misterio de los cactus.
Aquí la
moral y filosofía de gallos encabritados.
Los collares
apologéticos aceptarán que bajo
un cascarón vacío
ninguna enunciado
virtualiza
la flojedad del hierro.
El amillarar
entrañas saltarinas es un eterno
conocer de
lagrimeos en sonetos.
Manzanilla
miocárdica ocupará
el
descorazonado divulgar de las flautas
mientras
hormigas locas de casto asombro
nos
aventarán la justicia que buscamos
por lograr calles impregnadas de hipocondría.
Fruición
imposible del sol se perderá
en las
panderetas nitroglicerinadas
de la
nigromancia.
Insectos
odontólogos con rostros rotatorios
arrancarán
el diente afanoso de amor.
Un perro
policía, con sombrero y pistola
trepará
encima de la ley miranda y su manantial,
y todo regresará a la madurez amuñecada.
Saltando,
la acuciante
sombra derrama su agua blanda
llevará en
sus rodillas impedimentos eléctricos
y bigotes
tan grandes como el olvido.
El canto
travesti e insufrible del júbilo mecánico.
Nada podrá
contener la terquedad del arroyo.
Sólo habrá
un dedo comelón de libertad
apoyado en
la figura retorcida del placer encáustico.
Ivette Mendoza Fajardo