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lunes, 29 de agosto de 2022

La muerte inmortal desangra

 

La muerte inmortal desangra,
exhausta ilusoriamente,
en la mollera de la profunda
contemplación,
el breve instante en que el vientre
de tu nombre
levanta su escápula por el cielo
de su misericordia erizada;
quieta, ostenta lo dudable
como flecha del estriado anhelo,
la geometría del relámpago giratorio en la destreza adultera,
custodiada en el esplendor de su barbilampiño remordimiento.
En la gangrena dorada del futurismo extrasensorial
colma su consuetudinaria duna de despechos,
el hervor fugaz de su agobio gansteril
y anochecidos diques donde contradijeran el epílogo diacrónico.
Disparatada llega la explícita figura.
Tiempo de ver agonizar lo irremediable,
la cefalea de la verdad, la falacia anestesiada,
por el desnivel lioso de los encaprichamientos.
¡Hora de exponer!, cromosómico con el menester
que transfigura al tiempo en un alborotado regocijo.
Ivette Mendoza Fajardo




lunes, 22 de agosto de 2022

Aquí capa de ozono

 

Aquí capa de ozono desde las sensaciones
más feroces en el inescrutable cosmos del
lamento, una locomoción nocturna atraviesa
los campos surcados de anómala materia que no
confiere razones y que preludiando se afirmó.
En comunión de espanto la gran voz de los muertos
hasta que todos secan enclenques la fuente de dolor
y oírlos en la noche sin asombro, algo allí desborda y crece,
desgarra el centro de sus siluetas rotas ;en su sabor hallando
el gozo, lo innovador es la manera como compones tu
imagen y comienza a carcomer la realidad con tal delicadeza
entre cifras despiadadas ¡entiérrate en tu acento! Expela
monogramas como salido de mi desaliento y tu miedo rebelde
aumenta en cada embestida donde se han ido ahilando
en el pecho que nutría tus anhelos y la inocencia de un pedazo
de nube y saber que en ella vibra la copla de un torrente
cuando se abren sus dedos mansamente; hay asfixia en los
follajes de la lluvia ¿erosionan mis nervios en rutina?
La cartomancia invalida mis ideas, se ramifica en el frenesí
de la evidencia, hizo alarde de la fe jurada, es que los juramentos
me muerden los talones, atada a un círculo aturdido como
una monedita de oro !Oh luna empobrecida! ¿No escuchaste?
¿Todo en soledad sin ficción divinal te agota?
¿Dónde corre en el infinito tu demencia?
¿Es la noche una sombra de una muralla en las tinieblas?
Ivette Mendoza Fajardo




domingo, 21 de agosto de 2022

Aquieta la verdad

 

Aquieta la verdad no hay palabra ni mandíbula
boom, boom de la noche infernal ronda angustia
es un abordaje desapercibida franquicia demanda
por la noche se acuesta el diente riente del día
acaricia hermanos y papalotes mora en un silencio y
fue tan grande en la oscuridad y amargo hasta el origen
muda quietud, temblor melancolía no pudo vencer el tiempo
ruido, ruido cuenta la historia de hoy se queda detenido
entre los objetos como marcando un despeñadero
no reverenciado hinca tu muela en peras peregrinas
grávidas en promoción de esperas que te abominan
que ni de cerca las veías… con profunda perplejidad
arrasa las orillas de la vida, la vida arrasa por doquier
como del arrasamiento último del buen final y los tentáculos
del labio humedecido en las pisadas de la querencia
¡Al huérfano vocablo de mi oreja! Temores del camino sobre
soledad de algas en corona de pupilas y sabia brujería
de tendones estupendamente amando sus cabellos de
medusa porque su cabello es su lenguaje buscando
monstros de medianoche que no le alcanzan los dedos
para nutrirlos de creencias aletargadas con el sabor
farsante de los siglos para no destruirnos mutuamente
son nombres que te llaman glotona de carnes rojas
hambrienta de efluvios ¿Para mis rudas cuestas?
Pelícanos de universos rojos se antojan de fieles cobardías.
Ivette Mendoza Fajardo



martes, 16 de agosto de 2022

Un rencor a pecho abierto y fustigado

 

Un rencor a pecho abierto y fustigado
remolca la piedad desenfadada
que se traga a sí misma
en el desparpajo de la vida.
La sombra es la única perseverancia donde
el vacío se arrebuja como un intenso parasol.
Me destilo a impulsos me rastreo a empujones
en acuario satisfecho como brinco de cometa,
sin constreñir la injusticia que lo engendra.
Lioso estorbo del desengaño
moviendo marionetas deformes,
mientras los cuerdas se fusionan y engañan
protegiendo su profundidad como ese ruido
de la intuición.
¿Dónde se disipa el rencor?
¿En secreto talismán adormecido?
¿En senderos de pompas para gemir libremente?
Las palabras tiemblan de miedo
entre la justificación desdentada del pasado,
y las gargantas torturadas pretenden
destruir lo escabullido de la sinrazón.
Cuando se equivoca el torbellino mudo,
entre los compresivos desechos,
siempre taconea un alacrán.
Ivette Mendoza Fajardo



jueves, 11 de agosto de 2022

Algunas veces la rigidez de la exclamación se avienta

 

Algunas veces la rigidez de la exclamación se avienta
en forma de boliche estallando ¡Boom!
al pasado y al presente de modo brusco; como
francos pesares que envuelven de dogmas
la paz nereida de los mares en la finitud
de sus ojos cíclopes.
Repetición de espectros en la disonante
pretensión busca una llaga gentil que cambie
el rumbo de las cosas; de manera ajena
la seducción es una teoría que marca lo incompleto
de la vida con palabras enfriadas por la historia.
Otros destinos se enrollan al cuello de los cuervos
como un fuego liberado que asoma su cordura por
el tercer ojo de Poseidón.
Juegos juglares del cansancio inmortalizan alas rotas
¡Ah sueños que besan el calentamiento de la tierra!
Lingüística de linternas fieras enchufan
contradicciones resistiendo las embestidas del clima
en salivas de colmenas emotivamente para cohibir
melenudo encuentro ¿Para aterrorizar cambios
sorpresivos? Tabacos de la impaciencia caerán
como palomas amenazantes ¡Caramba que dicha!
O caerán, caerán como la guitarra moquillosa del
despecho 
¡Yuuujuu!

Ivette Mendoza Fajardo



martes, 9 de agosto de 2022

Un olor desconsolado alancea los yelmos entre piedras

 

Un olor desconsolado alancea los yelmos entre piedras
gladiadoras ilusionistas como esa mezcla de futuro y de agonía que
penetra en el limbo y solo el latido sigue caminando,
disimuladamente cansado y amonestado.
Por la guillotina sin hogaza del mediodía de sus marionetas
brunas, que al cielo gesticulan, va floreciendo la creación del
mundo refractado en ilusión saludando la señal muerta.
¿A qué sabe un sonido desenroscado de la luz?
Oigo agigantar sus brazos en las descalcificadas penumbras
como una carne blanda que gobierna tras el fondo de la
vida y que conoció de ante mano los juegos del misterio.
¡Ah parábola de rutina cibernética cuánto has hecho por mí!
El tiempo da un golpe mortal a su olvidada juventud sobre
la sílice navajada en audacia de sexo hipotenusamente ermitaño.
¡Qué raro, dije yo! El fuego del bienestar es un animal que en
sus noches vacías recolecta lunas paradisíacas de amor perfecto,
en su última verdad altisonante y en llamaradas afligidas.
Allí la gloria del delirio es el figurado placer del adiós que se
empeña a saborear la sagrada savia roja de toda memoria que
anuncia el presagio de los labios contra el juramento de la noche,
mientras la vagabunda lágrima agoniza poco a poco para
embellecer un ansia coloquial desde la esbelta virginidad sideral,
cual bisiesto rincón de garras mariposeadas 
de atléticas angustias.

Ivette Mendoza Fajardo



domingo, 7 de agosto de 2022

Las ideas de un gorrión

 

Las ideas de un gorrión vedan el fastidio de la misericordia
-locución de los ermitaños
se flagela al nido del silencio
hasta estrujar en sílabas sus harapos.
Esencias de apaciguada luz ultrajan la existencia absoluta
cuando entre elipsis de lípidos malhumorados resbalan
en ginecologías de tristeza
aunque tiemble sobre la sed del tiempo bilabial,
la nitidez de la blancura.
Ahorca el antojo de la calma por la viruela de la sombra
cuando llega ráfaga a retorcer el fortín de los despojos.
Laceran los besos comprimidos
y una quietud insinuante
difunde aroma en banalidad de terciopelo.
Ambiciona sonido sin tregua
donde un paso breve eructa remembranzas
en migajas de lunas y dulzura de acordeones.
Un ansia de volar gruñe al barranco
y en el viento el eco se impulsa cobardemente
hacia la vastedad del infinito
y todo lo recompensa en sus cavilaciones.
La espalda del alma olvida cosas hacia lo transitorio,
al barullo de melancolías que desdoran a los siglos.
Ivette Mendoza Fajardo



viernes, 5 de agosto de 2022

Tangenciales filamentos

 

Tangenciales filamentos
latiguean la inmundicia.
El pie mulle negaciones
entre lo negruzco dérmico de las mareas
y los uterinos escapularios.
La escenografía asoma en hipótesis
y enlosa el lucimiento del minutero.
La noventava blanca del sainete
parangona entre el mundanal
al infarto puro inexpresivo
de la perseverancia…
La calcificación estalactita
encorva la aldaba
junto al talón anegado
de ruegos, codicias y esperanzas.
La escalinata palpita:
electricidad porfiada
hidropatía y mortificación
que hace motivar el pestañeo.
El recoser tendinoso de molaridad,
desbroza tu puerilidad,
mis deseos,
mi esternón y mis uñas
lloran la titilante campanilla.
Ivette Mendoza Fajardo



miércoles, 3 de agosto de 2022

Es un globo descarriado

 

¿Es un globo descarriado
disgregando entre cuadraturas de estómagos
o de castañeada decepción?
¿Es un decreto elíptico peregrinando
pápulas sonoras satirizadas por la luz?
¿Es una tragedia humillada
oxigenando su nebuloso sonido
entre hostilidades de turbiedad insondable?
¿Es un empachado consentimiento impulsándose
por las asechanzas de una carabina caradura?
¿Es una campanilla lisiada que parece cojear
entre callos taciturnos o concurrencias calmosas?
¿Es una falangeta azotada a iconografía en adoración
por un isótopo de exánimes reflexiones?
¿Es una letra sin cascarón ni sabor caritativo
para deleite de la soberanía de furia
y narración de todo encanto?
¿Es un empellón sin aleteo
sin contraseña sin habla sin aire
esfumándose hacia la última esfera
que guillotina el infinito?
¿Qué podría ser aquel astro condenado
a una soledad suicida?
Ivette Mendoza Fajardo