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domingo, 21 de agosto de 2022

Aquieta la verdad

 

Aquieta la verdad no hay palabra ni mandíbula
boom, boom de la noche infernal ronda angustia
es un abordaje desapercibida franquicia demanda
por la noche se acuesta el diente riente del día
acaricia hermanos y papalotes mora en un silencio y
fue tan grande en la oscuridad y amargo hasta el origen
muda quietud, temblor melancolía no pudo vencer el tiempo
ruido, ruido cuenta la historia de hoy se queda detenido
entre los objetos como marcando un despeñadero
no reverenciado hinca tu muela en peras peregrinas
grávidas en promoción de esperas que te abominan
que ni de cerca las veías… con profunda perplejidad
arrasa las orillas de la vida, la vida arrasa por doquier
como del arrasamiento último del buen final y los tentáculos
del labio humedecido en las pisadas de la querencia
¡Al huérfano vocablo de mi oreja! Temores del camino sobre
soledad de algas en corona de pupilas y sabia brujería
de tendones estupendamente amando sus cabellos de
medusa porque su cabello es su lenguaje buscando
monstros de medianoche que no le alcanzan los dedos
para nutrirlos de creencias aletargadas con el sabor
farsante de los siglos para no destruirnos mutuamente
son nombres que te llaman glotona de carnes rojas
hambrienta de efluvios ¿Para mis rudas cuestas?
Pelícanos de universos rojos se antojan de fieles cobardías.
Ivette Mendoza Fajardo