Algunas veces la rigidez de la exclamación se avienta
Algunas veces la rigidez de
la exclamación se avienta
en forma de boliche
estallando ¡Boom!
al pasado y al presente de
modo brusco; como
francos pesares que envuelven
de dogmas
la paz nereida de los mares
en la finitud
de sus ojos cíclopes.
Repetición de espectros en la
disonante
pretensión busca una llaga
gentil que cambie
el rumbo de las cosas; de
manera ajena
la seducción es una teoría
que marca lo incompleto
de la vida con palabras
enfriadas por la historia.
Otros destinos se enrollan al
cuello de los cuervos
como un fuego liberado que
asoma su cordura por
el tercer ojo de Poseidón.
Juegos juglares del cansancio
inmortalizan alas rotas
¡Ah sueños que besan el
calentamiento de la tierra!
Lingüística de linternas
fieras enchufan
contradicciones resistiendo
las embestidas del clima
en salivas de colmenas
emotivamente para cohibir
melenudo encuentro ¿Para
aterrorizar cambios
sorpresivos? Tabacos de la
impaciencia caerán
como palomas amenazantes
¡Caramba que dicha!
O caerán, caerán como la
guitarra moquillosa del
despecho ¡Yuuujuu!
Ivette Mendoza Fajardo