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domingo, 30 de octubre de 2022

La moneda imperiosa disfruta su epidermis de oro

La moneda imperiosa disfruta su epidermis de oro,
se auto-reconoce una luz en su colectividad filológica
en un instante en que la urna de cristal aparece viva.
Cuelga de su rectitud, su abellacada fijación a su propio yo:
mientras desvanece una mueca de un entusiasmo
embrolloso.
que levanta del barro a sus pies su esfuerzo fútil,
inverna en la modesta eternidad, la testarudez sofríe de
otoños el mundo,
vuelve el calor al miedo, hay oxígeno en penitencia
y el éter no restituye a la mímica
que encomienda su espíritu a la fiebre de las posesiones.
Todos y cada uno parecen embobados por la alegría suspicaz
que produce el vacío,
¿Acaso persiguen en su riqueza azurumbada
el elixir sempiterno de la vida de oro?
¿Qué nos deja un moderna moneda acaparadora de brillos?
Y de nuevo, el alma que nos mueva a oscurecer.
Una sed rebalsada en el viento terebrante
Un desdoblamiento más, repetiría el alba,
Un desdoblamiento más en las etéreas garras
de la soledad.
La moneda imperiosa, ese feroz derrumbe, aliado.
Ivette Mendoza Fajardo




sábado, 29 de octubre de 2022

El bostezo aprovecha la suavidad del odio

 

El bostezo aprovecha la suavidad del odio
y la dureza del amor para asustar al claroscuro
en el desgaste derrochador del olvido y un
placer confuso pierde vuelo en la bestialidad
desnalgada del infinito.
¿Por dónde duerme su asombro hecho arcilla?
Ni los paralelos espinosos echan raíces
por el agua blanda del contratiempo profazador.
Ni las nubes ondulantes de los celestes gritos
llegan a recobrar amores ciegos en pleamar.
¡Oh acalorada quietud! Un continente de susurros
dentro de piedras oráticas fecundan mi apocalíptico
dolor, tan traicionero como seducido por lobos
alagartados en pantanos lamentosos.
Noción imaginaria de luna alucinante se compromete
a rezarme la vigorosidad de sus últimos días, contrafuerte
de una tentación que fue buscada en la plenitud
de su democracia virginal. ¿Y qué pasó después?
¿Era la nada en sus descalabros?
Pertrechos que se alisaron, cual corceles vanidosos en celo
permanente y se ilusionaron en ser una lluvia eléctrica de neón
en los tentáculos de la muerte para rechinar sus dientes
de alquitrán, para jactarse de su luz hecha penumbra bajo los
colochos brunos del tiempo.
Ivette Mendoza Fajardo




jueves, 27 de octubre de 2022

La canción tiene universos paralelos

La canción tiene universos paralelos...
ejes y vectores en la distancia ciclotímica, hoy más que antes
-mil ojos grandes regicidas como huecos sin sombras afligidas-
¿Y el minucioso prisma que ecolalia no olvida?
La canción vive su vida con ideas delirantes y no se escabulle,
con el filo de la tarde musitando perplejidades,
hiere los cometas con sutilidad devoradora y charlatana
y entre agonías y sudores duerme con sus esqueletos de almas duras.
Entonces, se esconde detrás de los telones de la aurora mística,
deja una que otra astilla en mi entraña freudiana.
¡Me arrulla el aire de recuerdos parabrisas y comatosos!
Aleteando cava juicios acariciando los sepulcros, 
sepulcros que se refugian entre formas tontas y vibrantes,
intrusos quizás en cualquier lugar, mientras en el laberinto
celestial brota la canción con la suelta melena fuliginosa de la psicología.
¡Ah las últimas canciones densas de pensamientos audio- mudos!
Y me entretienen y me hacen disfrutar el mundo que gira al revés.
¡Oh la canción muerta y regicida del firmamento musical!,
Cual lunas que huelen a jocosa amargura,
buscando cuerpos en letras ya roídas por soledad universal.
Ivette Mendoza Fajardo



miércoles, 26 de octubre de 2022

Brilla la oscuridad con sus ojos parpadeantes

 

Brilla la oscuridad con sus ojos parpadeantes,
se aclimata en el dorso de mi alma
y ese brillo trae restos del Big Bang,
restos de sollozos melodiosos    
de estrellas que no han nacido
o que se desvanecieron,        
entre agujeros negros
y la oscuridad es un ojo mío pegado a tu
niño interno
y en nuestro entorno
un gira-sol ataviado de oscuras esperanzas.
Plenilunio en
oscuridad extasiada,
sensibilidad gravitacional y marea trascendental ,
labios giratorios en regodeos
alameda de corazones 
rencarnando, fruteciendo
el océano que nos hace un fotón de luz
hasta perderse.
Ivette Mendoza Fajardo



El chischil entró por la puerta de los sueños

 

El chischil entró por la puerta de los sueños gentilicios
a un ordenador varado sobre la rutina reconfortante del mundo,
para posar en números binarios en las arterias de la inocencia,
donde los emoticones navegan lentamente como tortugas necias.
Un pixel es un adiós invertido, una trompeta
espantando el andamiaje de la soledad en blanco y negro.
Un escuadrón marcial de hormigas
que ataca el RAM y lo convierte
en nostalgia electrónica y pereza reprogramable.
La comitiva de la añoranza apresa contrariedades
de nivel neural en regodeos,
machaca unicornios a mansalva, pregona un deseo
cuando duerme el zócalo de la hierba estructurada
en el fusible constelado de entusiasmo fotográfico.
Al reverso
la inquina del monitor desorientado es un kilo de luz recién laminada.
La brizna del pellizco, una mano otoñando en las ventanas
rupestres de la vida
que me deja su resuello en el alma y el amor virtual
en una galaxia mimosa, indoblegable y futurista.
Ivette Mendoza Fajardo



martes, 25 de octubre de 2022

Bajo la misma escafandra


Bajo la misma escafandra que el tiempo ha oxidado
se desordena la memoria matutina del chiflido astral.
En el novísimo verdor entristecido
la pregunta malsufrida se retuerce, se cierra en el frío
en cometas sañosos que el hierro injuria.
La onda acústica me juzga me condena
como un metal rayado por un relámpago exorcizado.
La noche taimada torna su oscuridad en transparencia.
Las ideas se golpean contra el viento mojigato
.

Nada se rellena ni se evacúa
en el rosal de la sepultura mugidora.
Ni el árbol problemático en su exilio renunciará
a su conocimiento.
Ni el séquito del misterio regresará tímido y elocuente.
Ivette Mendoza Fajardo




lunes, 24 de octubre de 2022

Flor ansiosa

 

-¿Quién recordó la benevolencia perenne de la flor?
¿Quién volatizó el pequeño obelisco de la hormiga,
de la abigotada piedra donde se acopla la ansiedad?
Cuando la falange murmulla ya deja de respirar silbidos;
la cautividad es la linterna voluntariosa que ampara
su flor de vagarosidad filtrada;
la flor que no rompe ella misma el umbral
irrazonable de su gentilicio, de su propia xerocopia
aniquilada como un dragón de delirios hasta el fruto inmortal.
¡Su reconstrucción se atiborra!
Ivette Mendoza Fajardo



sábado, 22 de octubre de 2022

Oscuros tonos abatidos de las tempestades

 

Oscuros tonos abatidos de las tempestades,
antojos, arcoíris, mármoles, entre ilusiones
melifluas que nadie ha tocado, allí, en el piélago,
donde un adagio hilarante, contra la perorata del sol,
hunde la mañana al fondo del infinito y el reconcomio
le absorbe con su boca perplejidad sombría.
¿Qué hipérbaton vitupera su apoteosis si cabalga
en lo más estrepitosamente blancuzco del silencio
maniobrado por el translúcido y dulce?
Pero en la hipérbole que contagió la chafarrinada torpe
esa diadema carnal del reconciliable vértigo
parece un peñasco altivo; y está persiguiendo
y callando impunemente al indefenso estancado.
Alguien esculcó en reverso la noche y las estrellas
respiran abandono por segunda vez como una sideral
herida. De su labios brotan las silentes madrugadas
y fanatizan de vez en cuando hilos de calma de luna prolija
sin dejarse amordazar, mientras un relámpago
pertinaz se percude…por claro y oscuro.
Ivette Mendoza Fajardo



viernes, 21 de octubre de 2022

Preposición rocambolesca del oropel silencioso

 

Preposición rocambolesca del oropel silencioso,
diversión y consuelo que impugna al encontrarse,
azora en nervura a los ojos, los aturrulla y reubica.
Charles B. bebió en esta feble remembranza
un sonido emocional de quimera en estrépito marciano.
Hacia el esbatimento del pañuelo el camino se enajena
y nadie sabe si constriñe o si un día desacerbe
a mantener su luz la ecuanimidad del tiempo.
Mientras suben los coloquios el alma de aquel camino,
las más estrafalarias maneras conjeturan luego a obstinarse,
a dejar ánimos destrabados bajo un mundo despiadado.
El fanático acaso siempre es la herramienta que azuza
lo irrisorio de los cielos.
Ivette Mendoza Fajardo



jueves, 20 de octubre de 2022

¿Dentro del corazón pacificado?


¿Dentro del corazón pacificado?
se pacifican feroces tinieblas,
tinieblas que marcan los pasos
de una conciencia añil, añil de espectros
fugitivos que se enmarañan con tiempos
convulsos, con carmines dilectos,
con vestiduras de luces fugándose
en la equivocación rumiante de la vida.
Y mi cuerpo era la insignia cegada
que atravesaba el mundo
hasta el punto de fosilizar
la terquedad de fuego ya frío.
Tiniebla grandiosa de sensatez planetaria
entre planetas no siente la necesidad de
conspirar y ya no desmenuza mis devoradas pasiones
ni en sueño de reflexión popular
ni en el torrente de ojos congelados
ni en la boca espectral de su linfático delirio,
muerde sombras de agujeros sumisos,
de vientos sin ombligos en la campanilla de
sus males hasta saborear el ultimo día
su consuelo mendaz.
Ivette Mendoza Fajardo



miércoles, 19 de octubre de 2022

Se pierde la catedral del tiempo en la sonrisa del insecto

 

Se pierde la catedral del tiempo en la sonrisa del insecto,
la trinidad de la historia roja se soltó a rienda suelta,
cabalgando en la percha de un lenguaje arcano. Por siempre
la cintura mimosa que maquillaba el yugo arrogante,
en desmemoriado momento de un poder sonoro,
se quedó zumbando al rudo cañón por la gran tozuda victoria.
Nudo de ondas huérfanas las indumentarias picaflores,
bozales fugitivos pintados de siglos y vientos,
bajo la magia oculta, perdí el mercurio milagroso
del alma.
Ahora mi esencia es un tronco insensato en su desnudez
total envolviendo un ángulo resignado,
esclavizando transparencias y yergan y yergan cada instante
sobre su opinión clásica.
Ivette Mendoza Fajardo



Fragmentos de circunferencias vigorosas

 

Fragmentos de circunferencias vigorosas se tornan fuego
en cada hipotenusa con destino alelado
de la sangre achicharrada, la asíntota horizontal sacude
la lámpara feroz de su polígono, que no pernocta
en la mitad de amplitud dolida
de miseria que se acumula amarga en la memoria.
Si los cinco sentidos dialogaran
tú me escucharías,
si se detuviera el tiempo entumecido
los planos cartesianos hablaran a calzón quitado.
Detrás de un fulgor oscuro,
que no estremece
la guija de los corolarios y el prestigio de
de un ángulo obtuso ,
sus rodillas lloran las raíces cúbicas de las estrellas,
sobre un ansia cercenada en blanco
y a pecho abierto.
Se tentó el poliedro risueño a pie firme,
y más firme que nunca
se ha doblegado ante las horas que aún no me observan.
Rubores de números fraccionarios entrometidos
están encaramados entre las ramas de mi universal destino
y se anidan…
y se anidan…
sobre la posible afinidad disconforme de
triángulos rojizos y blancuzcos del atormentado vacío.
Ivette Mendoza Fajardo



martes, 18 de octubre de 2022

La vulnerabilidad de mi esperanza

 

Antes, yo pensaba que la vulnerabilidad
de mi esperanza
era un enigma evaporado en el silencio,
un cateto triste bajo la palabra amorfa
embestido contra la curvatura de la verdad.
¿Quién diría que fuiste mi alma en las colmenas?
Apostaremos que jamás alumbramos mundos
cuando la abolladura de los mares
ataviando de corales confianzudos
nuestro más íntimo secreto
y los delfines de la sombra eran la
germinación de las aguas soñolientas.
Entonces,
se abotagó la pubertad de mis sienes
amordazadas y me di cuenta que eras tú
quien hiperbolizaba mi ruegos
en los espejuelos del poniente
mientras te ibas derritiendo
como el fuego en la nieve sin rescoldos
en el acelerador calmoso de mi conciencia
cuando las horas resollaban tu norte
juvenil.
Ivette Mendoza Fajardo



lunes, 17 de octubre de 2022

Una toga de penas inadmisibles

 

Una toga de penas inadmisibles
contra una toga de penas inadmisibles
hace nido sobre la bolsa de valores con saña, y
errados a la belleza rota, la vagabundez del mundo
tropieza aquí conmigo y se llevan del horror los
desórdenes públicos.
En las calles gravitan los resoplos de olvidos beatos.
El corpiño proletario del bien y el mal,
justificando su egolatría generosa
me circunda y me somete
frente a la aguja piadosa del misterio.
El águila muerta de mis ojos trapecistas se desnuda
ajustada en la montaña cavernosa de mi garganta
y a un réquiem de añoranza desamparada de burdas
burlas bofeteadas.
Para deleitar las tórtolas lunares de la vida
acepto un fotón de idolatrada soledad y un
tiempo reprimido contra las olas de la razón,
busco la herida de un océano hermafrodita y presagios
herejes en la campana juvenil de tu mirada fatigosa.
¡Develo un mundo que no entiendo!
¿Por qué calla el basalto extranjero de los días más versados?
Ivette Mendoza Fajardo




viernes, 14 de octubre de 2022

Rayuela enchironada

 Rayuela enchironada,
finiquitada de horas absortas;
rodillas curiosas y bisbiseos gentiles.
Su virilidad planchada flota en faroles agraciados,
cieno paternal cabrioleando con un mar oscuro;
tu onda expansiva sin miedo ni limites,
y velozmente se excitan mundos de hierro.
Vuelo de gorriones renegados con soles matarifes
en la rosa eléctrica sin electricidad carnal en su vientre
ni electrodos ultramarinos a la cleptomanía doblegada.
Expectación compasiva; recelo planetario.
¡Almas solventadas se alejan de su camino audible!
−de cualquier malevolencia a la médula−,
llevan oscuros flagelos, viscosos,
que carcomen, engullen sus despechadas lógicas,
cual buitres en festines babilónicos...
se desgarran, se desgarran, se desgarran...
Siempre demacradas, y selectivas.
La vida acepta su suerte mirándola con gloria;
¡Aja! se enchirona la rayuela.
La luz huye de su cuerpo, sacudiendo los cielos...
Ivette Mendoza Fajardo




miércoles, 12 de octubre de 2022

El resquicio traga paisajes sincrónicos amaestrados

 

El resquicio traga paisajes sincrónicos amaestrados,
como ese desprendimiento insensible en
ojerizas melindrosas ante el hinchamiento
capital de la antipatía consoladora del remordimiento
zarandeado.
Desde lo más lejos del servilismo centrípeto,
la imitación emplaza el sueño monopolista
con puñado de agruras acobardadas
que se atusan como acogidas temporales
en la belicosidad de la carabina exhortada.
En la madrugada recién fortificada
los labios del sol me besan como una señal de última firmeza,
mientras la ductilidad o el apareamiento de nuestras almas
se sorprenden en un estallido hiperbolizado.
Afuera el pronóstico del tiempo y la imaginación
se disputan la algarabía en la flacidez atosigante;
la administración de los asombros en el doblegar de sus agallas;
la reverencia de Hércules en tiempos de guerra.
Ivette Mendoza Fajardo



domingo, 9 de octubre de 2022

Aboquillada sabiduría

 

Aboquillada sabiduría
una sincerada ciencia como heno aburguesado
emergerá acuartelada entre las ruinas del
murmullo de pupilas intransigentes,
donde ahora se enfrasca enfrascada en su fracaso.
Otra vez el acecho acecha oleaginoso, suspendido
en su pausa, a la indiferencia y a la palpitada capacidad de dudar.
Son percepciones que resisten desde la resistencia de su razón
contraria al idealismo alabeado de la potencia flagelada.
Mientras tanto aleccionan hasta el último avezado recelo
con la biósfera campechana y la desaliñada irrealidad avituallada,
el zángano reblandecimiento con vientre recíproco favorece
a la reprobación de otro dislocado intento y otra abrumada penitencia.
Las conclusiones del griposo golpetear se hacen intangibles
al intentar remarcar el marco de sus sombras vírgenes
como los desacertados revoloteos de la abulia en la espuela,
como la pusilánime viruela que en paralelo rema mi eternidad.
Ivette Mendoza Fajardo



viernes, 7 de octubre de 2022

Un tenedor subyuga la existencia de la servilleta


Un tenedor subyuga la existencia de la servilleta
entre sus torpes muslos,
coloca filamentos en el circuito de las emociones
y el fulgor ferviente de energía exótica al final de la quimera.
Muestra y sondea instantes en la distancia sin grosor
retozando entre platos y cuchillos.
Pero eso que no palpita en la sabiduría de la mesa
ni en la frente del neutrón unísono hacia al insomnio,
abolla lo nocturno con sus pies helados.
Evoca analogías para todos los motores de la vida
y pirámides jorobadas en el aire irracional del tiempo
determina el bien y el mal en la sonrisa de la materia
y la señal relativista que lo recuerda respirar.
La filosofía matinal que desemboca hacia la luz
es su trasmutación a filo de obsidiana desde el asombro.
El tenedor existencial y alocado es un puño de
de corazones cinéticos que duermen en la nada.
Ivette Mendoza Fajardo



jueves, 6 de octubre de 2022

El deshielo de la onomatopeya


El deshielo menstrual
de la onomatopeya
recordada ¡Aja!
por las ecuaciones del martirio y
son pulsaciones terapéuticas
para toda hélice abisal que
monologue
en el carburador virgen de
una interrogación latente.
Toda correa y diente sus
estándares desgranan 
descamisados iones,
suplicándole al neutrón ahorcado
menopausias discutiendo
formar almas desequilibradas.
Cada onomatopeya guarda
corales meta-espirituales
en sus oídos;
hay nebulizadores que
quedan incoherentes
entre pieles de inercia subscripta
en los caprichos ideales del
llanto ladrón contra las
cervezas de la natalidad.
Ivette Mendoza Fajardo



miércoles, 5 de octubre de 2022

Se moviliza en la zona esférica del precipicio y madruga

 

Se moviliza en la zona esférica del precipicio y madruga,
viniendo desde la marea oscilatoria, misteriosa, blanda, densa,
una sílfide alada, como alma encubridora de las aguas,
corre como la angustiada flotabilidad de su carne de coral
que en el fondo era un fotón aventurado engendrando
el milagro dinámico de la pretérita soledad,
era ya apática, y flemática, y recóndita, y sin forma;
era como la nada reversible de gran cabellera, sonámbula
junto al mar en la noche nadando sobre lo más hondo,
junto al mundo de piedra eterna apenas cantando
su existencia efímera,
carnal y agobiada y llamea y ruega y gime y escucha trémula,
extrae uno tras otro electrodos del blanco silencio llovido
de expectantes constelaciones de calores durmientes,
y sueña, se deprime, sueña,
su inocencia copia una vida, fosforescente y sedosa
que acepta un dios divino
hecho hombre que huele a luz magnífica
y una tierra infinita de desencantos.
Ivette Mendoza Fajardo




sábado, 1 de octubre de 2022

Sobre noticias sin virgo

 

Sobre noticias sin virgo que muere en mi entorno poco a poco,
sobre lenguajes sin úteros como la tosquedad del destino,
sobre tus pasitos de gato
porque no tengo más remedio ya que ni el sol me escucha
porque he envejecido cruzando triste lamento, reclamando
la movilidad inexorable de mi lengua en la cumbre de las palabras
entre tu aurora virginal y mi ocaso, el tiempo se irrita moribundo
como un triste cántico de dolor desde sus mansas bocas
como el sordo estertor de la agonía con mano segura
como mis dedos disgustados con sus instintos de opresión;
como luz azul y luz de alabanza, agua de la espera y agua del perdón.
Confesiones secretas de la blanca armadura, temblorosa
lleva la angustia de la vida, temblorosa lleva la responsabilidad
de los cielos. Carece de ojos, carece de encanto de piernas pactadas.
Y produce de sus labios un efecto especial calibrando el amor.
Y en el margen, con rabia y dolor, buscando la niebla, sobre el orbe dormía.
Y engulle posesiones, arrebatos, presencias, despedidas, retratos.
Y se embriagaba eruditamente con el bálsamo de tristeza rencarnada.
Y que más tierra y fuego, agua y aire, luz y oscuridad, cielo y averno.
Y que más…

Ivette Mendoza Fajardo