Una toga de penas inadmisibles
Una
toga de penas inadmisibles
contra
una toga de penas inadmisibles
hace
nido sobre la bolsa de valores con saña, y
errados
a la belleza rota, la vagabundez del mundo
tropieza
aquí conmigo y se llevan del horror los
desórdenes
públicos.
En
las calles gravitan los resoplos de olvidos beatos.
El
corpiño proletario del bien y el mal,
justificando
su egolatría generosa
me
circunda y me somete
frente
a la aguja piadosa del misterio.
El
águila muerta de mis ojos trapecistas se desnuda
ajustada
en la montaña cavernosa de mi garganta
y a
un réquiem de añoranza desamparada de burdas
burlas
bofeteadas.
Para
deleitar las tórtolas lunares de la vida
acepto
un fotón de idolatrada soledad y un
tiempo
reprimido contra las olas de la razón,
busco
la herida de un océano hermafrodita y presagios
herejes
en la campana juvenil de tu mirada fatigosa.
¡Develo
un mundo que no entiendo!
¿Por
qué calla el basalto extranjero de los días más versados?
Ivette Mendoza Fajardo