Preposición rocambolesca del oropel silencioso
Preposición rocambolesca del
oropel silencioso,
diversión y consuelo que
impugna al encontrarse,
azora en nervura a los ojos,
los aturrulla y reubica.
Charles B. bebió en
esta feble remembranza
un sonido emocional de
quimera en estrépito marciano.
Hacia el esbatimento del
pañuelo el camino se enajena
y nadie sabe si constriñe o
si un día desacerbe
a mantener su luz la
ecuanimidad del tiempo.
Mientras suben los coloquios
el alma de aquel camino,
las más estrafalarias maneras
conjeturan luego a obstinarse,
a dejar ánimos destrabados
bajo un mundo despiadado.
El fanático acaso siempre es
la herramienta que azuza
lo irrisorio de los cielos.
Ivette Mendoza Fajardo