El deshielo de la onomatopeya
El deshielo menstrual
de la onomatopeya
recordada ¡Aja!
por las ecuaciones del martirio y
son pulsaciones terapéuticas
para toda hélice abisal que
monologue
en el carburador virgen de
una interrogación latente.
Toda correa y diente sus
estándares desgranan
descamisados iones,
suplicándole al neutrón
ahorcado
menopausias discutiendo
formar almas desequilibradas.
Cada onomatopeya guarda
corales meta-espirituales
en sus oídos;
hay nebulizadores que
quedan incoherentes
entre pieles de inercia
subscripta
en los caprichos ideales del
llanto ladrón contra las
cervezas de la natalidad.
Ivette Mendoza Fajardo