¿Dentro del corazón pacificado?
¿Dentro del corazón
pacificado?
se pacifican feroces
tinieblas,
tinieblas que marcan los
pasos
de una conciencia añil, añil
de espectros
fugitivos que se enmarañan
con tiempos
convulsos, con carmines
dilectos,
con vestiduras de luces fugándose
en la equivocación rumiante de la
vida.
Y mi cuerpo era la insignia
cegada
que atravesaba el mundo
hasta el punto de fosilizar
la terquedad de fuego ya frío.
Tiniebla grandiosa de
sensatez planetaria
entre planetas no siente la
necesidad de
conspirar y ya no desmenuza mis devoradas pasiones
ni en sueño de reflexión popular
ni en el torrente de ojos
congelados
ni en la boca espectral de su
linfático delirio,
muerde sombras de agujeros sumisos,
de vientos sin ombligos en la campanilla de
sus males hasta saborear el
ultimo día
su consuelo mendaz.
Ivette Mendoza Fajardo