La vulnerabilidad de mi esperanza
Antes, yo pensaba que la
vulnerabilidad
de mi esperanza
era un enigma evaporado en el
silencio,
un cateto triste bajo la
palabra amorfa
embestido contra la curvatura
de la verdad.
¿Quién diría que fuiste mi
alma en las colmenas?
Apostaremos que jamás
alumbramos mundos
cuando la abolladura de los
mares
ataviando de corales
confianzudos
nuestro más íntimo secreto
y los delfines de la sombra
eran la
germinación de las aguas
soñolientas.
Entonces,
se abotagó la pubertad de mis
sienes
amordazadas y me di cuenta que eras tú
quien hiperbolizaba mi ruegos
en los espejuelos del
poniente
mientras te ibas derritiendo
como el fuego en la nieve sin rescoldos
en el acelerador calmoso de
mi conciencia
cuando las horas resollaban
tu norte
juvenil.
Ivette Mendoza Fajardo