El binomio se colmaba de estrellas
El binomio
se colmaba de estrellas, era un pendiente,
una uña de
gato sesudo, una serpiente bailarina con
piernas de
trapo tozudo, o quizás una marea de asíntotas
sobre la
salvación del fuego estrangulante, esa que me
restauraba
al algebra de amplitud del potentado.
Ivette Mendoza Fajardo