Amaneceres
azueles en las risas del mundo,
cuantiosas melodías forman los cielos;
en la eternidad
de un beso de roble
sale tu corazón
igual que un árbol de fuego
y tras su
reflejo calma mi soledad.
Leyendas de pan
en su espacio tétrico.
Violín móvil y
luminoso
crea su propio
anhelo
y explora y
bruñe las aguas más sutiles.
Ivette Mendoza