Hay pesadumbre
en cada flor marchita
Hay una sombra
en medio de dos besos distantes
Hay zozobra en
los breves silencios
Hay un mar
inmortal de lumbre que va soñando
Hay un caudal de
luces que se une al mío
Hay soles
dolientes en el espíritu gélido
Existe indiferencia
en el alma ante el suspiro abrumador
que emite un
sentimiento de paz
y hay una fuente
frutecida
por donde
germina la salvación del hombre
y despertamos
con sabiduría
salomónica
despertamos al
amor
donde
rejuvenecemos internamente.
Ivette Mendoza