Entre éteres
misteriosos y suspiros
cargo una
deslumbrante constelación de capullos
donde me permite
ver la visión del mundo
mas allá de la
hoguera hipnotizada.
Y mi cuerpo en
mariposa de interminables vuelos
busca tu piel y
el olor de su ramaje.
Las alas se
agrandan en las manos de la primavera
contemplando un
libro con aureolas de pensamientos,
el cuchichear de
las madrugadas trocada en hado siente la mente
con una serenata
de palabras
donde empiezan a
convocar mi nombre
y las palabras
tararean así: vengo a ti en mi deseo,
vengo al don
profético de tu consuelo,
vengo a poner a
Morfeo en el cielo de tu desvelo.
Ivette Mendoza