Llega en la reconciliada
forma del quizás,
tu emancipado
frenesí bostezado.
Sobre la adjetivada
pictografía de sus huella,
la silenciada
ausencia del remanso.
Llega en los
aspavientos absortos del silencio,
a la
desventura de las horas invertidas,
y a ese barbárico
deletreo del presagio
en harapienta
galimatías.
Enigma y objetividad
y delinear
las noches que son
como el acertijo
de la vida,
para auscultar
el milagro extraño
de frecuentar
una vez y muchas veces
el sendero
trazado entre acordes entumecidos
por lenguas
de fuego que en el cristal reflejan.
Ivette Mendoza Fajardo