De la cuchufleta del barbarismo
De la cuchufleta
del barbarismo insano
a veces brota
desahuciado cetro, de los
atolladeros mutilados
cuyo epítome
desplomara en
el matorral entre el contumaz
esmero del acaso
que en todo tiene
que
reverdecer para ser alegoría de
lo que nada
se liquida solo lo intuye.
Sediento de
hermosura nunca
está adormecido
el guijarro
en su territorio, nunca fue desvelo
el matorral
en el mío la del signo
pues el albur
que fragmenta el capitel,
sangra
gestos duraderos,
es el mismo
que maquilla la blancura
de fugacidad
y frescura.
Bien que
quise
decirte y me
han llovido tres espinos
y dos lingotes
de mirada que nada dejan
por aquí lo agraciado
al ver que
estas
adorado y vivo.
Ivette Mendoza Fajardo