Amparada hoy y siempre
Amparada hoy y siempre:
De la voraz miseria que atiza
el sol la vergüenza de Atila
Del fatídico aire viciado que
en retroceso besa la noche agotadora
Del antojo pecaminoso que
hace saltar al capullo de su abrazo eterno
De la serenidad calificativa
que restriega la poesía blanca en tus ojos
De la señal que da el
fruncido entrecejo a la enguantada mueca
Del rapto sabueso reprochando
la velocidad lunar del fantasmeado yugo
Del crecimiento de los
sentidos enjuiciando la desgracia del viento feliz
Del humo del parto infernal
que duerma la siesta de la desolación inexorable
De la calma pulcra que adorna
el frescor de una mariposa despiadada
De la verdad que con
frecuencia nos sonríe desde su corazón negro
De la lágrima que me consume
hasta saberte presencia de una luz olvidada
De la rebelión de meteoros
joviales lustrando las alas de una pistola
Del acuerdo aprisionado en
sinécdoque de coloridas y lívidas mañanas
Del hierro maloliente dentro
de la estocada de los precipicios meticulosos
De la dentadura de las hojas
de aquel bastón en su leyenda femenina
De la promiscuidad ahogada en
la mitomanía de los grillos asesinos
Del perdón de la supernova
frente al olfato de los cuernos del sufrimiento
Del porcentaje de alabanzas
impregnadas de barandas célebres en luna llena
Del hilo afanoso que hace
estremecer la tarde inculta de momento virginal
Ivette Mendoza Fajardo