Quizás el ímpetu del silencio
Quizás el ímpetu del silencio
es el más níveo de los latidos.
Quizás toda alma es un
estallido de reflejos que se heredan.
Quizás la cara enjuta se
desgarra de una ilusión introvertida.
Quizás el boscaje es el trayecto
melodioso para alejar tribulaciones.
Quizás el amor convoca a
develar otoños cuando el sol sonríe.
Comparte el amor y la duda
sepulcral al arrebatar la luna del cielo
carcomido de ojos y una aurora de la religiosidad castrada del mar,
y el mar que protagoniza,
remeda en el teatro la idea temerosa.
De la noche de pájaros
entusiastas nace la harmonía de dulce dolor,
y que toda la historia
respira dulce dolor para sí, en sí, y a los demás.
El mundo vence al temor y
convence al reposo de agua vaporosa:
en el espejo de la vida el
orbe es un caligrama de sangre batalladora
y el cielo una mansa sonrisa
doblada a mi cintura en eterno celo.
Ivette Mendoza Fajardo