Relámpagos de gozos y latidos
el viento sopla en tu tibio rostro,
faisán de la plegaria de tu corazón
averiado;
muy lejano su murmullo anuncia oquedades
remotas
de un una penumbra que perfila
con llama lógica y enciende un ocaso
de miradas ardientes,
yo busco tu camino palpitante.
¿Qué esperanza confunde nuestro aliento
silencioso?
Corazón que navega
atravesando océanos de asombro infinito,
hacen estallar la arrugada historia
de
la vida.
Saltan mundos de horas confusas;
tu corazón de oro galopa cerca de mí.
Tu alma se abre
desde el instante que entrega su voz
de seda
al ilusionar crepúsculos de
serafines astrales
clavándonos el tiempo en su próximo ensueño.
Ivette Mendoza