Related image

viernes, 21 de abril de 2017

El amanecer de pechos despiadados



El amanecer de pechos despiadados;
dame una vuelta entre los olivos para
afirmar la picadura que me da el
escorpión.
Cata catapulta cata en el empuje un
alacrán y eso fue en un día lunar,
lunares son parte de tu cuerpo.
No nos confundamos, ya lo dije,
hay que darle rienda suelta a las ideas.
Aquí arisca como el gato mimoso que
me enseña a acariciar.
¡Oh amor! yo te puedo dar a ti lo que
Dios te prometió y no te dio.
Soy el perno pesado que lleva tu alma
hasta dejarla huérfana, hasta dejarla
trasquilada, aunque yo sé que la
llevas empachada.
Volantín que me doy con las botas
puestas, la otra forma de llevar la vida.
Reconstruir el alma con cirugía plástica
y dejarla más estirada y virulenta es
obra de un doctor que reside en el averno
y yo sé como se llama. Atragantarse de
tanto sushi y quedar abombada hasta
transformarse un una japonesita de
azúcar como esas muñequitas de tiras
cómicas.
Una punzada en el oído, peor que una
punzada en el corazón, es que yo no
soy muy sentimental.
Ivette Mendoza
 

Vida y manipulación



Vida y manipulación, escoge lo entredicho,
Pregunta al libre albedrío, pensamientos,
Por si me he perdido dentro del mundo
Algo que pudiera suceder, desnudo al natural,
Paso embelesando tus días, hombre del siempre
Dad rienda suelta a la verdad, la más singular
Acomoda el mejor sentido vectorial de la humanidad,
Mala cara anudada al tobillo, es una prueba de escritura,
Vas calcinante entre tanta gente perdiendo tu valor,
La meta es escribir lo que dicta la mente, quizás no,
Corazón no lo necesitamos, es una brújula de pasión, quizás,
Ya déjame de amar, vivir con el ilógico objetivo del vivir.
Ivette Mendoza
 

Gira el girasol



Gira el girasol con su escarlata melodía.
Inspiración honesta de erráticos laureles.
Ir actualizando la plata con la penumbra.
Distancia que encierra una breve marcha.
Gentil como la reina en su colmena de oro.
Envuelto por la lluvia canta el pájaro feliz
Un delicado deseo nace en la fresca aurora.
Aquellos héroes que murieron por el pueblo.
En las empinadas montañas se regó su sangre. 
Ivette Mendoza