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lunes, 6 de junio de 2016

El vértigo de la pasión




El vértigo de la pasión no es más que la inquietud
De aquellas horas de Abril en que uno podía
Oscilar en el péndulo, el pensamiento de una
Letra.
Es más común nuestro mundo en un simple
Reflejo, que el reflejo fotografiado que palpita
Pero nada fosforece.
Porque si tú y yo existiéramos, nada frente
Al contraste del páramo, nada, solo tú y yo.
Lo extraño se apodera del inédito deseo,
La suave timidez nos transforma en fósiles
Milenarios y sus estatuillas aledañas.
Los objetos son extensiones de la cuadratura
De tiempo, llegamos no vencidos, cansadísimos.
¡Ah! Mirar el entristecimiento del gato,
¿A quién cuidar en sus siete existires?
Siete existires, siete colores en su larga y sensual
Compañía.
La esclava realidad, el momento que se
Alimenta del neumático claroscuro de la
De las cosas, solo existe a veces alegría en su
Exterior.
Pasamos desapercibidos en este corto viaje,
Sordos de amor y del rumor de la lluvia sobre
Los sauces llorones.


Ivette Mendoza

domingo, 5 de junio de 2016

Somos un heptaedro



Amor:
Somos un heptaedro frente al mar
Un punto suspensivo y enflorecido,
Cascanueces geométricas cara a cara,
Vértigo del sol, epifanía en sus aristas.
Campo retorcido que arranca en líneas,
Tenía quince años cuando aquel
Sueño azul descendía vertical.
Era aquel vaso lleno de agua
Que aplacaba mi sed fantasmal.
En la superficie cónica del universo
Te entregué el himen pasional y no
Cesabas de besarme.
En la ecuación cuadrática del beso
Trepé a tus labios y me protegiste
Del error matemático del miedo.
La claridad rómbica, el espacio
Infinito donde tú y yo nacimos.
En la cima del Kilimanjaro exclamé:
¡Somos la suma de dos funciones
Algebraicas confusas!
Frente a la nada todo, todo y siempre,
Siempre salimos de la nada y del todo.
Casi, casi siempre donde el heptaedro
Nace, nace la fortaleza con que se mantiene
Nuestro amor. 
Ivette Mendoza

Desciende elástica



Desciende elástica
La espalda de la luna.
Se pintarrajea el sol
Y se contempla en su espejo celestial.
Se exilia el amor en mis ojos,
Se mueven gozosas mis caderas.
Mi carne recuerda la flexibilidad
De tus emociones.
Seguimos el camino del gato
Para vivir sus siete vidas.
Para sentirte me basta pensar
En el puma hambriento.
Somos la furia de la espada
Lubricada con su lengua.
Eres el rey de mi propia selva,
Yo, el pájaro sumiso que te canta
Todas las mañanas.
En el hilo de la araña nos balanceamos,
En su piscina de saliva buceamos.
Nuestro hogar es el laberinto erótico
Del búho reverenciando al falo
Decapitado buscando su perfume de piel.
La mañana se petrifica dentro de nuestros
Cuerpos y mudamos en dos bellas mariposas.
Las placas de todos los carros del mundo
Llevan nuestros nombres escritos.
Somos dos grandes limosinas de linajes,
Dos corazones portables con ruedas,
Nuestro equipaje.
Viajamos por el mundo a través de correos
Electrónicos.
Ivette Mendoza