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lunes, 6 de junio de 2016

El vértigo de la pasión




El vértigo de la pasión no es más que la inquietud
De aquellas horas de Abril en que uno podía
Oscilar en el péndulo, el pensamiento de una
Letra.
Es más común nuestro mundo en un simple
Reflejo, que el reflejo fotografiado que palpita
Pero nada fosforece.
Porque si tú y yo existiéramos, nada frente
Al contraste del páramo, nada, solo tú y yo.
Lo extraño se apodera del inédito deseo,
La suave timidez nos transforma en fósiles
Milenarios y sus estatuillas aledañas.
Los objetos son extensiones de la cuadratura
De tiempo, llegamos no vencidos, cansadísimos.
¡Ah! Mirar el entristecimiento del gato,
¿A quién cuidar en sus siete existires?
Siete existires, siete colores en su larga y sensual
Compañía.
La esclava realidad, el momento que se
Alimenta del neumático claroscuro de la
De las cosas, solo existe a veces alegría en su
Exterior.
Pasamos desapercibidos en este corto viaje,
Sordos de amor y del rumor de la lluvia sobre
Los sauces llorones.


Ivette Mendoza