Tu alianza en el jardín y sus anchos
portales,
sombra laboriosa que eructa la
araña
donde Virgilio atisbó la luz
y se afanaba enseñando
estrellas.
Jardín que se contempla desde
el balcón
mientras la brisa queda quieta
como silencio de terciopelo
como un punto acariciando tus labios
como un punto acariciando tus labios
junto al suave aliento que
exhala tu nariz.
Mana de la cascada de tus ojos
una lluvia de praderas
donde los días sueñan en las
noches
y las noches en los días.
!Asómate al jardín!
!Asómate al jardín!
En el surco de la tierra, el
reflejo triunfante.
Cielos comprimidos, calistenias
de la rosa
semejante reciben el mandato
de tu mirada.
Cuando nuestras manos se entrelazan
sentimos la misma sensación
de estar en el jardín de
anchos portales
y quemamos el amor en aguda
lucidez.
Ivette Mendoza