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sábado, 18 de junio de 2016

Estruendos



Estruendos de la lágrima, espada
por el tercer ojo, luz amarilla, alucinada.
La vida del corazón, la límpida razón
en algo busco su mundo estremecido.

Piruetas de palabras, sobre la amplitud
de su claridad suenan las campanas,
nacen espigadas.

Apenas empiezo a descifrar el vínculo
inminente de la maraña sosegada y el
álamo de la sombra que inventan el
pensamiento del espectro dueño de
las noches.
Bienaventurada sea la nieve oscurecida
que en sus huellas dactilares lleva
colgada sus mejillas sonrosadas y hoy
por hoy son labios, mañana burbujas.

Seguramente mi grito se va yendo, se
alarga dentro del eco y a ti te asusta
y te atraganta, nadie soporta su peso
irremediable, se disuelve entre las brumas.

¡Oh mundos mudos! Oculta fuerza de
mares sepultados, En el páramo gris
que siempre estoy hilando con todos
mis sentidos empiezo a ser rio, empiezo
a ser espuma, a ser el pez radiante
cautivada en tus brazos.
Ivette Mendoza