Espontaneidad de ruinas naciendo en
la trama de su vana gloria
La bocina ingrata delate su imantación
milagrosa
Vegetando que decir su serpiente
voladora
Bote en que vine al entrar al mundo
Bote que remé reptando en arañas facinerosas
Con manchas de perro perplejo y filosofía
leprosa
Rompí sus entrañas como en
lanzamiento de jabalina.
Con tenacidad de piernas salí de su órbita
y con placeres de pecado
Sueños que se esfumaron en su claro
veneno redentor
Manoseo mecánico de la hiena
traicionando la ceguera de mi encanto
Pantomima de las vísceras a la que
una vez tuvo torbellino virtual
Buscaba la empatía del hígado y la amnistía
de la bilis
Eran las horas solitarias donde el
conejo alababa mi mirada azul
Como cuando hoy yo tenía la mente en
blanco y me puse a pensar
Que era mejor vivir dentro de una corta
cinta cinematográfica
Que rendirle pleitesía de largometraje
a una sanguijuela
Ivette Mendoza