Cielos valientes,
estrellas viscosas,
amor estelar que me hostiga.
Soles tersos me iluminan,
soles negros que me encubren,
¿Habrá una luna de sangre y sal?
¿Vienes tú de la tierra oscura?
Del rio encantado, siénteme
y recuérdame con erotismo
porque luego es lo absurdo,
el sueño que se propaga,
en el rostro indolente.
Ivette Mendoza