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martes, 26 de junio de 2018

Reflujo de mi corazón no espera la huida

Reflujo de mi corazón no espera la  huida,
sobre las huellas que deja su llama incierta
en el silencio, el olvido es la semilla discreta
desde el sueño que la vuelve hacia a la vida.

La luz del fuego en agua clara desconocida,
chispa que desde la hoguera desconcierta
mansa y florecida de noche y de día abierta,
mi corazón era invisible sin ninguna herida.

Con tu savia confundida irte conociendo,
junto al borde de ese río azul que persigo,
por ir contenta, te acompaño asumiendo.

Amargo como el arroyo somnoliento, fustigo
rugir al final en el tosco son de un mar riendo
y al verlo de cerca, somos no más dos amigos.
Ivette Mendoza