¡Tan obvio el misterio!
¡Tan triste, lo triste,
colgando en las sienes!
se recarga en tu mirada,
y le sopesan los años;
el alma lo conoce
y dice: “Ven palpa, el misterio.
¡Rebánalo! Como la manzana”.
Pero el misterio se esconde,
tan obvia amarga armadura,
su encierro, su misterio
mayor, absoluto.
Lo que resulta son incógnitas,
cuadradas, olor, fosforescer,
resolución análisis, manzana,
a la brisa y al llano oscuro.
¡Tan triste, lo triste,
colgando en las sienes!
se recarga en tu mirada,
y le sopesan los años;
el alma lo conoce
y dice: “Ven palpa, el misterio.
¡Rebánalo! Como la manzana”.
Pero el misterio se esconde,
tan obvia amarga armadura,
su encierro, su misterio
mayor, absoluto.
Lo que resulta son incógnitas,
cuadradas, olor, fosforescer,
resolución análisis, manzana,
a la brisa y al llano oscuro.
Ivette Mendoza