Desanudaría todas las lenguas llenas de apetitos
Desanudaría todas las lenguas llenas de apetitos en su
soflama ecléctica
La cama cobija otoños como una burla a la muerte
juglar en dueto
El pan es el signo en que los cartílagos ahora duermen
y entrega su alma a los mares con los colmillos dilectos de la luz
Borré la ojeriza en los ojos y se quedó en el yermo de
mi sangre
Eco de incesante repicar en rómbica curva donde la
realidad es
una línea injusta desleal con bocas ajenas en duermevela.
Objetos tragados por un colágeno tosco vacío que
dibuja
una carcajada suelta dramaturga obnubilada
Palabras efusivas despeinadas…con uñas pintadas,
sabias como
un profeta que colapsa granizos juveniles en vientres estrafalarios
Hay un opaco dolor ante este frío negro que se
aglomera
como la lluvia en cada gota pintarrajeada de
invenciones
Agua laboral que al cuentear contrasta con la vértebra milagrosa
en su ceremonia prohibida bajo su filosa verdad en los abetos
Una terraza labiodental evaporándose de quietud
invernal
intransigentemente labra el surco de su existencia
para dar
cabida a la ciencia temerosa que esconde su cola de
ardilla
en poros tejidos de vanidad prolongando los caminos del remordimiento.
Ivette Mendoza Fajardo