Tu ser palpó eternidad exhalando
Aromas de felicidad y caricias
Y tú mirada que ya es dueña de mí,
Y tú mirada que ya es dueña de mí,
En mi corazón fulgura a como fulgura
La refracción de una estrella sobre
La refracción de una estrella sobre
El parsimonioso mar anochecido.
Y así abrió paso el amor,
Se agrandó y se apasionó con fuego.
Hoy tenemos la infinita dicha
De orbitar en un solo mundo
Y hemos conquistado el tiempo
En el ensueño de una rosa primavera.
Ivette Mendoza
2014