Desnudas juguetean
Las nubes,
Campanas del cielo,
Colgantes ovejas.
Qué bien,
Me levanto temprano y
Observo
Arboleda, Abundante en cuya onda
De lágrimas verdes
Todo es verdad, aunque haya frio.
Voy tras esa blanca sombra buscando
Mi cuerpo, él mismo, con vida.
¿Qué le acabo de decir?
¡Nada, nada!
Solo tuve sed, y
De tu alma su néctar bebí.
Ivette Mendoza
Ivette Mendoza